I
¡Ay!
Cómo a las escondidas
juegas contigo mismo.
Sin que nadie te lo pida
te vuelves sutil,
un flamear transitorio,
el guiñapo de llamas
que se escapa para no volver.
Recuerdo del pasado
a punto de perecer es tu recuerdo.
II
Cuánta idea que no debió pensarse
te tomó por asalto,
cuánta guerreó
por nada con el ser que presentiste
y por una de esas complejidades era otra cosa.
III
He aquí en un rincón de la sala
el cuadro de familia,
cuya familia por una mecánica razón
de luz y sombra,
de humedad excesiva,
se borró para siempre.
En trenzado papel manila
es cordón atado a un ombligo extra-terreno;
fuera del nido
es huevo abandonado que fue a dar,
con su trama de hierba re-seca
en la cuneta de camino
apisonado por vecinos.
IV
Tan sólo recuerdas palabras sueltas,
incoherentes;
inarticulado vocerío de vocablos
semejantes a maíces,
desgranado en la desgranadora;
sin que haya habido pago ni promesa,
con mezquina quitanza en el bolsillo
es tu discurso gutural hebra de letras,
con las cuales intenta
escribir sobre una dicha,
la felicidad en la espesa grisura de la noche,
cuando todo es borrón sin cuenta nueva.
V
En el revoltijo de los sueños
eres ambigua lamida almidonada,
sin regusto en la boca,
sin aroma exterior para el olfato
que te quite de la invisibilidad y el olvido.
VI
Por fuera,
mientras tanto,
como si fueras banco
entre los atestados bancos de la plaza,
asistes a la persistente
sinuosidad de la caoba,
del bermellón que exhalan
cuerpos y almas hacia un ágora,
cuyo piolín de ideas añades a ésas,
que se dice habitan en un jardín
contiguo al paraíso.
En hamaca de mejillas y carmines,
de ojos ondulados como cresta en la ola
fervorosa del oleaje,
es lo tuyo balbuceo,
duda;
un estar sin estar,
el deceso sin exequias de alguno.
VII
Éste era el final,
la remendada letra del adiós,
un cierre de puertas y ventanas
en las moradas narices de este mundo.
No obstante,
sobre un chapitel hechiceras,
mohínas,
compasivas,
puntuadas en una escala diferente las palabras,
a partir de un sitio insustancial e inesperado,
removieron para mí
su hisopo húmedo de luces,
cuyas gotas se parecían
a hachuelas en un bosque de leche,
con su palpitante ubre encubierta.
VIII
Fue cuando algo dentro de mí como un sollozo,
deslizó su inaudible queja
y entre susurros dijo:
necesito tiempo,
tiempo para mejorar.
"El armonioso flequillo de la telaraña"-pág.35
<-<-<->->->
No estabas equivocada sabia Mía, es "ésta la remendada letra del adiós".
Es el final, "un sollozo", la despedida de SIGLO XXI-POESÍA-NARRATIVA-URUGUAY.
Les pido a mis queridas amigas y queridos amigos comprensión. Los amo. Gracias a todos, infinito reconocimiento.
Xavier
Thursday, November 22, 2007
Friday, October 26, 2007
EN LOS ANDAMIOS
i
ME SUBO A LOS ANDAMIOS,
DONDE PARA DESPUÉS…
...para después,
SE CONSTRUYE EL SOL LA CHOZA DEL AYER.
Ii
AQUÍ TODO ESTÁ EN OBRA,
ES COMO SI COMENZARA AHORA,
lo de ahora.
Iii
UN CARÁMBANO DE CENIZAS
SE TREPA A mis CABELLOS;
EL RESTO ESTÁ ENCENDIDO
DESDE LAS UÑAS,
HASTA LOS ANDARIVELES EN LOS CUALES,
EN MIS OREJAS ZUMBAN LOS SONIDOS.
Iv
En este lugar con la noche sueña la copela.
Como no se puede,
con el crepúsculo sueña
y una arañuela de sombras,
que teje EN EL primor su telaraña.
Sunday, September 23, 2007
Sunday, September 16, 2007
SE PIENSA
I
Dulce es el olor de la gloria,
aún en ciernes.
¡Qué poca cosa es para él,
que sopla sobre un rescoldo a punto de ser ceniza,
blanca ceniza!
II
En este curvo avatar,
insalubre de idas,
pretencioso de vueltas,
dando tumbos se escurren como el sol las horas;
hacia un antes-después en el cual,
tiempo y espacio para decir lo menos,
son objetos absurdos,
vaga lumbre en la niña de una ceguera móvil.
III
Mientras tanto,
es la memoria 1 barril sin fondo.
En el fondo,
jugando,
detiene el moho tal si fueran estrellas a un par de nubes;
para que se fijen en el cielo las seduce,
engaña y entre trazas amarillas,
reconstruye en ese tapón obras de arte;
tizianos (con el color),
michelángelos punto por punto
con la grisácea punta azul de un lápiz.
IV
He aquí lo casual de orilla a orilla.
Con sus meandros en las puntas de los dedos,
el flóculo de luz que forcejea;
como un todo resbala en rasa tabla,
son incesantes sus gotas,
lagrimea,
como si fuera húmeda mejilla de otro mundo,
olvidado,
en el pesadillesco gorgoteo de este mundo.
Dulce es el olor de la gloria,
aún en ciernes.
¡Qué poca cosa es para él,
que sopla sobre un rescoldo a punto de ser ceniza,
blanca ceniza!
II
En este curvo avatar,
insalubre de idas,
pretencioso de vueltas,
dando tumbos se escurren como el sol las horas;
hacia un antes-después en el cual,
tiempo y espacio para decir lo menos,
son objetos absurdos,
vaga lumbre en la niña de una ceguera móvil.
III
Mientras tanto,
es la memoria 1 barril sin fondo.
En el fondo,
jugando,
detiene el moho tal si fueran estrellas a un par de nubes;
para que se fijen en el cielo las seduce,
engaña y entre trazas amarillas,
reconstruye en ese tapón obras de arte;
tizianos (con el color),
michelángelos punto por punto
con la grisácea punta azul de un lápiz.
IV
He aquí lo casual de orilla a orilla.
Con sus meandros en las puntas de los dedos,
el flóculo de luz que forcejea;
como un todo resbala en rasa tabla,
son incesantes sus gotas,
lagrimea,
como si fuera húmeda mejilla de otro mundo,
olvidado,
en el pesadillesco gorgoteo de este mundo.
Sunday, September 09, 2007
DICTADO
I
¿Cómo explicar?
Es este un mundo imaginado que se olvida;
en cola de poca crin,
la mínima incisión de los sueños
recargada de artefactos y comidas.
Un mundo en el cual
comer ha dejado de ser acto necesario,
aquel para conservar la vida.
A causa de la ausencia de mayores obras,
medianas,
pequeñas,
es el entorno bostezo entre 2 números,
monopolizados por la azarosa cuenta de azar,
desvanecida en las horas de la tarde que se acaba.
¡Ay!
baila la luz horizontal,
dorada,
en el fondo de la arboleda,
estatuaria,
papel pintado que se fija en esa hondura
con tachuelas.
II
Habiéndose entornado los postigos,
según la conveniencia del momento,
+ acá de que un pequeño sirviente rasurara el bolillero,
declarando estos son,
tan sólo estos,
juntó la realidad sus pedazos harapientos,
esparcidos en el verde carpetín del suelo.
III
Casi después,
oculto entre bambalinas,
para desde allí en un regodeo observar la escena,
de un mundo imaginado que se olvida,
ha dejado el niño en su canto un dictado con 2 números,
uno que fue,
otro que pudo ser,
para el día y la noche siguiente con su amanecer.
¿Cómo explicar?
Es este un mundo imaginado que se olvida;
en cola de poca crin,
la mínima incisión de los sueños
recargada de artefactos y comidas.
Un mundo en el cual
comer ha dejado de ser acto necesario,
aquel para conservar la vida.
A causa de la ausencia de mayores obras,
medianas,
pequeñas,
es el entorno bostezo entre 2 números,
monopolizados por la azarosa cuenta de azar,
desvanecida en las horas de la tarde que se acaba.
¡Ay!
baila la luz horizontal,
dorada,
en el fondo de la arboleda,
estatuaria,
papel pintado que se fija en esa hondura
con tachuelas.
II
Habiéndose entornado los postigos,
según la conveniencia del momento,
+ acá de que un pequeño sirviente rasurara el bolillero,
declarando estos son,
tan sólo estos,
juntó la realidad sus pedazos harapientos,
esparcidos en el verde carpetín del suelo.
III
Casi después,
oculto entre bambalinas,
para desde allí en un regodeo observar la escena,
de un mundo imaginado que se olvida,
ha dejado el niño en su canto un dictado con 2 números,
uno que fue,
otro que pudo ser,
para el día y la noche siguiente con su amanecer.
Thursday, September 06, 2007
CU-CÚ DE MEDIANOCHE
I
Cierro los ojos,
¡no!
no es sueño ni remembranza,
se anestesia el alma de etiqueta vestida para el olvido.
En macizo follaje de bosque,
agua,
media agua y tejados,
he aquí el ubicuo hueco en la cama que es nido,
escondite para macabros juegos con melancólico sosiego,
quietud envuelta en el almizcleño pelo de garduña,
bajo denso edredón desnuda,
de plumas negras y carmesíes.
II
He aquí un no ser
que se pide prestado al derrame en la cuchara,
allí donde gotea el alma un fino hilillo,
oblicuo a causa de la brisa,
tal si fuera pichón que forcejea,
sobre raspado rigor en mar de piedra.
III
Que a sí mismo se acompaña
he aquí un labio trémulo de miedo,
en cuya boca canta el diapasón que baja,
se asordina y al empujar sus alas,
sobre enjuto cuerpo de nada
al silencio cede su vuelo;
de quietud aquejado muere,
con tiza y sombrilla junto al borde de la gota muere,
en la concavidad de la cuchara hambrienta.
IV
No,
no habrá lugar para flor de adormidera,
ni éste será semi-soñado sueño
al amparo del mórbido vapor de la seroja,
puesta como fácil insumo
junto a la cilíndrica esquina,
de un acurrucado no te muevas.
V
Es hora de asear,
de ir en busca de hierbas,
palos y palitos,
de entretejer unas cosas con las otras.
Es hora de ventilar la molienda de maíz junto a la entrada,
ésa desde la cual el cu-cú saluda en medianoche,
saluda y hacia su jardín vuela,
de anémonas y lilas.
Cierro los ojos,
¡no!
no es sueño ni remembranza,
se anestesia el alma de etiqueta vestida para el olvido.
En macizo follaje de bosque,
agua,
media agua y tejados,
he aquí el ubicuo hueco en la cama que es nido,
escondite para macabros juegos con melancólico sosiego,
quietud envuelta en el almizcleño pelo de garduña,
bajo denso edredón desnuda,
de plumas negras y carmesíes.
II
He aquí un no ser
que se pide prestado al derrame en la cuchara,
allí donde gotea el alma un fino hilillo,
oblicuo a causa de la brisa,
tal si fuera pichón que forcejea,
sobre raspado rigor en mar de piedra.
III
Que a sí mismo se acompaña
he aquí un labio trémulo de miedo,
en cuya boca canta el diapasón que baja,
se asordina y al empujar sus alas,
sobre enjuto cuerpo de nada
al silencio cede su vuelo;
de quietud aquejado muere,
con tiza y sombrilla junto al borde de la gota muere,
en la concavidad de la cuchara hambrienta.
IV
No,
no habrá lugar para flor de adormidera,
ni éste será semi-soñado sueño
al amparo del mórbido vapor de la seroja,
puesta como fácil insumo
junto a la cilíndrica esquina,
de un acurrucado no te muevas.
V
Es hora de asear,
de ir en busca de hierbas,
palos y palitos,
de entretejer unas cosas con las otras.
Es hora de ventilar la molienda de maíz junto a la entrada,
ésa desde la cual el cu-cú saluda en medianoche,
saluda y hacia su jardín vuela,
de anémonas y lilas.
Thursday, August 30, 2007
DE BOCA A BOCA
I
Es esta una colina blanca con pingüino.
Colina en boca de escenario,
boca de ensayo
en las constipadas narices del verano,
con pingüino.
Boca que se auxilia de lengua,
de huecos y dientes carcomidos,
de ungüento sagrado que saliva,
entre improperios los supuestos cantos,
de la nueva vida.
II
Pasajera ilusión con fumarola es esta boca,
humo que en son de guerra invade la caverna,
en la cual se refugian soñolientos corazones,
que huyen sin saber porqué.
Boca que acomoda sus labios en la trinchera,
los frunce con latidos prestados por el miedo,
al tiempo que todos parten por comida,
siguen como pichichos a la muerte,
cuyo olor ensucia oasis con arena.
Tal si fuera anguila en tiempo de sequía,
he aquí haciendo trampas el tubo digestivo,
en plena travesía desprendido,
entre la diminuta ellis
y el mar de sargazos allende las antillas.
III
En esta fiesta entorno a pieles,
asidas con estacas al oxidado pasto de la hierba,
un mozo en blanco con manjares
atiende otra boca dispuesta sobre plato;
boca muerta con mantel debajo,
con cinc debajo que se abre en grietas,
con banco + debajo tal si fuera trono,
conciencia,
que en el ano hormiguea de acólitos y obispos.
En la cresta de un suspiro y boca abierta,
es esta colina + pingüino
tira con drama que se corta y re corta,
se tuesta en maní con caramelo,
según el dueño del diario que se apila,
en la madrugada entre canillitas.
IV
Para entronizar aún + el torvo escrúpulo del alma,
con voz de mujer adolescente,
después,
entre susurros,
se dijo al ejército de soldaditos,
ataviado con peluche de sombra y arboleda,
que habrá siesta hasta el amanecer.
He aquí abjuraciones vomitadas
en agujero de la tierra que re vive
y sin querer es gólgota,
entre otros cráneos rapados hasta el hueso;
gólgota carpido y re carpido
en el dócil escarpe de este mundo,
expuesto a la invasión del bisturí cosmético;
gólgota con palacios
por encima de la calva construidos,
y es ya demasiado tarde,
para rescribir la historia guardada en su mochila;
gólgota con raíces de higuera por debajo,
muertas de miedo.
V
He aquí una colina blanca
que ha vuelto a ser colina,
sin pingüino;
éste en adelante será un dato,
taxonómico,
clasificado en vidriera para enhiestas criaturas,
en apariencia vivas,
taxidérmicas.
He aquí boca de escenario abandonada
porque a hacer boca todos se habían ido;
en la trinchera tan sólo hubo saliva
remojando hebras de tabaco,
pegoteadas en la redondez de labios
que tan sólo saben,
el lenguaje de los sueños.
VI
No importa cuantos duendes en ese bosque hubo,
cuantas calaveras.
No importan las crucifixiones,
ellas son sangre en los harapos de la brisa,
in apariencia.
He aquí una boca de escenario
en el medioevo de este mundo,
con teclado,
charanga y pandereta;
sitio de retiro hollado por turutas con corneta,
puestos allí para cuidar zancos
y zapatos claveteados,
clavos de oro y plata
hundidos como pitas en cuero carmesí,
pertenecientes a gente vinculada al golf,
mezclada con turistas y señores aprendices,
provenientes de la embajada en este suelo del japón.
Es esta una colina blanca con pingüino.
Colina en boca de escenario,
boca de ensayo
en las constipadas narices del verano,
con pingüino.
Boca que se auxilia de lengua,
de huecos y dientes carcomidos,
de ungüento sagrado que saliva,
entre improperios los supuestos cantos,
de la nueva vida.
II
Pasajera ilusión con fumarola es esta boca,
humo que en son de guerra invade la caverna,
en la cual se refugian soñolientos corazones,
que huyen sin saber porqué.
Boca que acomoda sus labios en la trinchera,
los frunce con latidos prestados por el miedo,
al tiempo que todos parten por comida,
siguen como pichichos a la muerte,
cuyo olor ensucia oasis con arena.
Tal si fuera anguila en tiempo de sequía,
he aquí haciendo trampas el tubo digestivo,
en plena travesía desprendido,
entre la diminuta ellis
y el mar de sargazos allende las antillas.
III
En esta fiesta entorno a pieles,
asidas con estacas al oxidado pasto de la hierba,
un mozo en blanco con manjares
atiende otra boca dispuesta sobre plato;
boca muerta con mantel debajo,
con cinc debajo que se abre en grietas,
con banco + debajo tal si fuera trono,
conciencia,
que en el ano hormiguea de acólitos y obispos.
En la cresta de un suspiro y boca abierta,
es esta colina + pingüino
tira con drama que se corta y re corta,
se tuesta en maní con caramelo,
según el dueño del diario que se apila,
en la madrugada entre canillitas.
IV
Para entronizar aún + el torvo escrúpulo del alma,
con voz de mujer adolescente,
después,
entre susurros,
se dijo al ejército de soldaditos,
ataviado con peluche de sombra y arboleda,
que habrá siesta hasta el amanecer.
He aquí abjuraciones vomitadas
en agujero de la tierra que re vive
y sin querer es gólgota,
entre otros cráneos rapados hasta el hueso;
gólgota carpido y re carpido
en el dócil escarpe de este mundo,
expuesto a la invasión del bisturí cosmético;
gólgota con palacios
por encima de la calva construidos,
y es ya demasiado tarde,
para rescribir la historia guardada en su mochila;
gólgota con raíces de higuera por debajo,
muertas de miedo.
V
He aquí una colina blanca
que ha vuelto a ser colina,
sin pingüino;
éste en adelante será un dato,
taxonómico,
clasificado en vidriera para enhiestas criaturas,
en apariencia vivas,
taxidérmicas.
He aquí boca de escenario abandonada
porque a hacer boca todos se habían ido;
en la trinchera tan sólo hubo saliva
remojando hebras de tabaco,
pegoteadas en la redondez de labios
que tan sólo saben,
el lenguaje de los sueños.
VI
No importa cuantos duendes en ese bosque hubo,
cuantas calaveras.
No importan las crucifixiones,
ellas son sangre en los harapos de la brisa,
in apariencia.
He aquí una boca de escenario
en el medioevo de este mundo,
con teclado,
charanga y pandereta;
sitio de retiro hollado por turutas con corneta,
puestos allí para cuidar zancos
y zapatos claveteados,
clavos de oro y plata
hundidos como pitas en cuero carmesí,
pertenecientes a gente vinculada al golf,
mezclada con turistas y señores aprendices,
provenientes de la embajada en este suelo del japón.
Sunday, August 12, 2007
LA INESPERADA TRANSPARENCIA
I
De la luz junto al ropaje distendido,
plebeyo un breve toallín que sabe a grana tiendo;
hago que en él descansen las abiertas horas,
por la debida proporción tan sólo limitadas,
allí donde en el diapasón córtanse las cuerdas,
tal si junto al corazón se cortasen suspiros,
arterias y arteriolas.
II
Camino,
como si fuera lluvia de sombras con sombrilla,
ambigua la isla de follaje sin querer me mancha,
me des mancha,
me mancha;
juega conmigo,
mis talones pincela y de pronto,
todo cambia.
En su soterráneo colgamiento con murmullo de sueño,
huidiza por detrás se sesga la colmena;
de ramas invisibles suspendida,
exhalando fragancia habida en paraíso,
sus acordeones son sueño
que en capullos lacres parpadea.
III
Hora es de que la verdad también sea creencia,
entre estas manchas literal arde la vida.
He aquí una versión en tonos de acuarela:
sobre papel marmolado contemplo huellas,
rugosidad que da vueltas,
zigzaguea,
hace que por allí floten tarugos,
clavijas,
aceitosos agujeros,
en una memorable horizontalidad
con incesante despedida.
IV
He aquí el diapasón que encofra y des encofra,
acordeona y des acordeona signos;
él,
a semejanza de estela con ángel,
nimbada por transparencias que de mi pupila huyen,
improvisa la flama de un sendero,
cerril,
que pone límites,
viste en el toallín una cesura,
lo repliega,
hace de él harapos,
trama por trama lo difumina.
En ese declive la muerta fogata declina,
esfumándose es un destello el día,
añorado,
ceniza breve.
De la luz junto al ropaje distendido,
plebeyo un breve toallín que sabe a grana tiendo;
hago que en él descansen las abiertas horas,
por la debida proporción tan sólo limitadas,
allí donde en el diapasón córtanse las cuerdas,
tal si junto al corazón se cortasen suspiros,
arterias y arteriolas.
II
Camino,
como si fuera lluvia de sombras con sombrilla,
ambigua la isla de follaje sin querer me mancha,
me des mancha,
me mancha;
juega conmigo,
mis talones pincela y de pronto,
todo cambia.
En su soterráneo colgamiento con murmullo de sueño,
huidiza por detrás se sesga la colmena;
de ramas invisibles suspendida,
exhalando fragancia habida en paraíso,
sus acordeones son sueño
que en capullos lacres parpadea.
III
Hora es de que la verdad también sea creencia,
entre estas manchas literal arde la vida.
He aquí una versión en tonos de acuarela:
sobre papel marmolado contemplo huellas,
rugosidad que da vueltas,
zigzaguea,
hace que por allí floten tarugos,
clavijas,
aceitosos agujeros,
en una memorable horizontalidad
con incesante despedida.
IV
He aquí el diapasón que encofra y des encofra,
acordeona y des acordeona signos;
él,
a semejanza de estela con ángel,
nimbada por transparencias que de mi pupila huyen,
improvisa la flama de un sendero,
cerril,
que pone límites,
viste en el toallín una cesura,
lo repliega,
hace de él harapos,
trama por trama lo difumina.
En ese declive la muerta fogata declina,
esfumándose es un destello el día,
añorado,
ceniza breve.
Friday, August 10, 2007
NOTICIA BIOGRÁFICA
XAVIER DUARTE ARTIGAS nació el 16 de enero de 1934 en
baixada da serra, límite entre los municipios de rivera (uruguay)
y sant´ana do livramento (brasil). En la última etapa de su niñez,
emigra junto a su familia a la ciudad de montevideo, en la cual
reside actualmente.
Cursó diferentes estudios en facultad de derecho y ciencias so-
ciales, escuela universitaria de bibliotecología, facultad de cien-
cias jurídicas de la universidad del salvador de buenos aires (ar-
gentina) y organización iberoamericana de seguridad social con sede en madrid (españa).
Concursos literarios: club banco de previsión social-1er. premio
en narrativa-1988.
Cooperativa magisterial-mención especial-poesía-1990.
Periódico periscopio de montevideo-(concurso plástico y litera
rio en conmemoración de su décimo aniversario)-mención al mejor
poema-diciembre de 2005.
Publicaciones: cartas de españa-revista del club banco de previ-
visión social-marzo 1991.
Poesías seleccionadas en libro colectivo letras uruguayas II-pro-
yecto cultural sur-2003.
Cuando huye el día-editorial nordan-comunidad-2003.
“Ser joven lleva demasiado tiempo”-editorial nordan-2003.
Su correo electrónico: xda16@hotmail.com
baixada da serra, límite entre los municipios de rivera (uruguay)
y sant´ana do livramento (brasil). En la última etapa de su niñez,
emigra junto a su familia a la ciudad de montevideo, en la cual
reside actualmente.
Cursó diferentes estudios en facultad de derecho y ciencias so-
ciales, escuela universitaria de bibliotecología, facultad de cien-
cias jurídicas de la universidad del salvador de buenos aires (ar-
gentina) y organización iberoamericana de seguridad social con sede en madrid (españa).
Concursos literarios: club banco de previsión social-1er. premio
en narrativa-1988.
Cooperativa magisterial-mención especial-poesía-1990.
Periódico periscopio de montevideo-(concurso plástico y litera
rio en conmemoración de su décimo aniversario)-mención al mejor
poema-diciembre de 2005.
Publicaciones: cartas de españa-revista del club banco de previ-
visión social-marzo 1991.
Poesías seleccionadas en libro colectivo letras uruguayas II-pro-
yecto cultural sur-2003.
Cuando huye el día-editorial nordan-comunidad-2003.
“Ser joven lleva demasiado tiempo”-editorial nordan-2003.
Su correo electrónico: xda16@hotmail.com
Wednesday, August 08, 2007
PLANETA (JUEGO DE PELOTA EN LA LUNA)
l
Ancho y ajeno,
poceado,
minúsculo;
redonda cajita que su repisa busca
en inexacta estantería.
Piedra volátil y agua en penitencia,
es este un planeta mal conocido.
Terrón de guaridas,
por tanto artefacto con acechanzas dentro;
césped que piso,
la puerta bajo cuyo dintel me escurro,
para no ser visto.
II
En bajo relieve,
con muescas,
ángeles e instrumentos de música
junto a pentagrama blanco como nieve,
hundidos en la nieve moribunda;
asida ésta a espejo
que gota a gota muda,
instante tras instante cambia la nieve de vestimenta,
se da de narices contra la transparencia,
y huye,
a semejanza de los vivos huye,
hacia la muerte.
III
Es este un planeta humoso,
con otras humaredas se engavilla
y roza el techo en las alturas,
donde reina un señor intransigente.
Mientras tanto,
en el tejado,
invisible un broncíneo gallo
sin qui-qui-ri-quí da vueltas.
IV
He aquí un ·sal-si-puedes· en el cual,
semi-oculto como y duermo,
novelas leo policiales,
que me aplacan;
con sus letras salpicadas por un rojo hastío,
muero;
cuanto trabajo revivir me cuesta
desde tan poca ceniza,
que con el viento juega,
juega conmigo.
V
Todo tal si fuera la primera vez,
me siento sobre madera amarillenta;
se trata del water en el cual leo y defeco.
Allí donde el planeta es prepucio almizcleño,
mobiliario para escurrir el alma,
mohíno me asiento.
VI
Boliche para uno,
kamasutra para incautos e inocentes.
Como una in-sonora cinta
delante de mis ojos pasan,
siluetas son que van dejando huellas,
en la arena gruesa de la esquina.
VII
Sin saber porqué junto a la ventana husmeo,
con mi nariz transito hacia pasadizo,
que da en la boca de una calle cortada en trozos,
a semejanza de dados que se tiran,
contra un parapeto;
calle insegura,
vacía,
entachuelada de furtivos pasos
hacia un sólo sitio,
al cual algunos denominan dédalo,
maraña otros;
para mis adentros digo:
es portal velado que debajo del follaje sueña,
sueños lentos,
repetidos e indescifrables,
recurrentes;
sueños que me sacan de la cama turca,
a partir de un méliès que a la pelota juega,
(juego de pelota en la luna),
con “el hijo del diablo”
y un lumière ambiguo.
Ancho y ajeno,
poceado,
minúsculo;
redonda cajita que su repisa busca
en inexacta estantería.
Piedra volátil y agua en penitencia,
es este un planeta mal conocido.
Terrón de guaridas,
por tanto artefacto con acechanzas dentro;
césped que piso,
la puerta bajo cuyo dintel me escurro,
para no ser visto.
II
En bajo relieve,
con muescas,
ángeles e instrumentos de música
junto a pentagrama blanco como nieve,
hundidos en la nieve moribunda;
asida ésta a espejo
que gota a gota muda,
instante tras instante cambia la nieve de vestimenta,
se da de narices contra la transparencia,
y huye,
a semejanza de los vivos huye,
hacia la muerte.
III
Es este un planeta humoso,
con otras humaredas se engavilla
y roza el techo en las alturas,
donde reina un señor intransigente.
Mientras tanto,
en el tejado,
invisible un broncíneo gallo
sin qui-qui-ri-quí da vueltas.
IV
He aquí un ·sal-si-puedes· en el cual,
semi-oculto como y duermo,
novelas leo policiales,
que me aplacan;
con sus letras salpicadas por un rojo hastío,
muero;
cuanto trabajo revivir me cuesta
desde tan poca ceniza,
que con el viento juega,
juega conmigo.
V
Todo tal si fuera la primera vez,
me siento sobre madera amarillenta;
se trata del water en el cual leo y defeco.
Allí donde el planeta es prepucio almizcleño,
mobiliario para escurrir el alma,
mohíno me asiento.
VI
Boliche para uno,
kamasutra para incautos e inocentes.
Como una in-sonora cinta
delante de mis ojos pasan,
siluetas son que van dejando huellas,
en la arena gruesa de la esquina.
VII
Sin saber porqué junto a la ventana husmeo,
con mi nariz transito hacia pasadizo,
que da en la boca de una calle cortada en trozos,
a semejanza de dados que se tiran,
contra un parapeto;
calle insegura,
vacía,
entachuelada de furtivos pasos
hacia un sólo sitio,
al cual algunos denominan dédalo,
maraña otros;
para mis adentros digo:
es portal velado que debajo del follaje sueña,
sueños lentos,
repetidos e indescifrables,
recurrentes;
sueños que me sacan de la cama turca,
a partir de un méliès que a la pelota juega,
(juego de pelota en la luna),
con “el hijo del diablo”
y un lumière ambiguo.
Wednesday, August 01, 2007
LÍNEAS AMARILLAS II (UN PASEO POR EL SHOPPING CENTER)
Para una mejor comprensión: el actual montevideo shopping
center fue construido sobre predio del ex hospital fermín fe-
rreira, que desde 1899 y hasta la década del 70 se especializó
en la cura de la tuberculosis en el uruguay
I
Para qué escribir si ya es tarde
y la voluntad tal si fuera humo se disipa.
Para qué meter minúsculo llavín
en el insondable hueco,
donde desapacible dormita el universo,
ballena de entre casa,
arponeada una y otra vez,
fugitiva,
a la cual le han quitado su balota,
ha dejado de ser noticia,
tan sólo es brea,
grasa y herrumbre por doquier.
Para qué escribir si dentro o fuera,
en la raíz o el ramillete de las cosas
acechan cortes de tijeras,
sin que haya un plan puestas para cortar
en cabeza lampiña cabellera;
cortar sin un adecuado tallado en la madera,
tallado que con el roer del agua-fuerte en mínimo concierto,
hubiera sido embestida lamiendo labios de la herida,
allí donde el dolor es queja de este mundo,
en este mundo.
II
Me niego a meter llavín para abrir con imprudencia,
en hilera de cajas la caja perteneciente a pandora,
cuyas alhajas,
sonajeros,
no son ni deben ser artefactos de este mundo.
Restándome en la caja de fósforos
algunos pocos fósforos,
con que alumbrar la próxima incómoda esquina,
me niego a saber + de lo que mi entendimiento puede;
voluntariamente me desdibujo en los objetos,
ésos que te miran desde la madera,
el vidrio en la copa,
la punta de birome que apunta hacia el espejo,
borroneado donde por las dudas no te miras.
III
En tanteo de ligeras pertenencias
digo que casi no soporto la libreta,
enredada en el peso de mi cuerpo,
cuyos números y letras se empapan en mis manos,
dibujándose en sus descoyuntadas páginas
un escrito que no estaba escrito.
He aquí la desnuda tarea de evocar
esta novísima certeza,
cuyo tiempo relampaguea dentro de mi obscuro pecho,
pez que se me resbala
cuando creo tenerlo para el guinche;
no obstante,
dentro y fuera de mi aire
he aquí el espíritu santo descendiendo,
todo llagado,
zaherido,
entre sanguinolencias.
IV
Presiento que la inteligencia,
la ridícula cédula que desde oportuno escaparate gotea,
una puesta en orden para la vidriera,
en mí es cláusula de menos;
ha de quitarse de cualquier lista de cláusulas,
garabateada por el escriba en su repetitivo libro,
en el cual con las horas guarda oraciones.
V
Asistido por ángeles marchosos,
en esta tarde de solsticio la huella ahondo
de un surco y sus recuerdos,
automáticamente perimetrado
con cintas amarillas que dan la voz de alerta,
instauran un apocalíptico sálvese quien pueda.
A partir de unas manchas de color,
frescas en el pincel que pertenece al cuadro,
visto por mí anoche
en el zigzagueante paseo del shopping center,
como puedo junto trozos de lo que fue,
de lo que no debió haber sido,
migajas resistentes de bacilo,
que a semejanza de pulgas extremosas,
violentadas por el hambre,
su danza macabra juegan en los escalones,
de la escalera mecánica en el portal desvanecida,
junto a organdí,
algodón y seda.
VI
Mientras tanto,
con su ronda de moribundos en la ronda,
que a dentelladas babea el acaramelado pop de las 7 en punto,
pegándose a la efusión nocturna
tal si fuera buque ebrio sin leyenda,
que da vueltas interminables y absurdas;
buque partido en 2 mitades
por la imparable tempestad sucia de mala memoria y buen olvido,
en estos novísimos escombros
entre billetes de a mil y poleras con nombre y apellido,
vertical se hunde en las hospitalarias entrañas de la tierra,
con sus aseados pasillos el fermín ferreira,
cosa que fue y no debió haber sido.
VII
Aunque no quiera,
se me entreveran guijarros de tela
y el último bandoneón flamante en la vidriera,
con ayes,
agujas hipodérmicas,
gente que corre,
tropieza y cae ensangrentadas en la boca las encías,
gente avergonzada.
Ante este cuadro patas para arriba de un fermín ferreira,
fresco en el pincel del que pinta
como si pintara la pared en una casa,
presiento que la vida es en cámara lenta
una cinematográfica brevedad que insiste,
donde no debe acumularse se acumula,
tercamente mudándose a contenedores
sin que haya barcos a la vista,
cayacs,
lancha de remolque,
salvavidas a los cuales se les debió haber pagado
la mísera mensualidad del mes 11
en los primeros días del mes 12.
Cuando comienza a desencajarse sombrío el fémur,
paraboloide que llegó para quedarse,
duele la vida sin remedio.
VIII
Por qué escribir,
si nadie ha de morir entre los lazos
de esta desvencijada telaraña,
que nació acosada por la vejez y tan sólo es inquilina,
precaria en ajeno asentamiento.
Entre tanto,
intrusa e impresentable al fondo del yuyal,
la trashumancia tal cual es,
·in novelada·,
en la hamaca del cáliz y los órganos sexuales
de sus pequeñas flores,
al shopping center le envía adioses,
tiernos e inocentes.
IX
En escenario interior entre cristales,
a causa de ensayos y repeticiones,
desde la estrecha boquilla del fagot,
entre flecos y espumarajos
en cucurucho y estrangul de caña,
aporreados estos,
indefensos,
suena en el salón de música un ¿y de la vida qué,
cuando comienza?
¡Ay!
sólo sé de salvatajes;
de una volanta que vuela me sumo al pasaje,
involuntario,
de náufragos que conmigo vuelan;
líneas amarillas se avistan sobre el suelo,
unos precoces dicen;
ennegrecidas para no ser vistas,
y es de noche.
center fue construido sobre predio del ex hospital fermín fe-
rreira, que desde 1899 y hasta la década del 70 se especializó
en la cura de la tuberculosis en el uruguay
I
Para qué escribir si ya es tarde
y la voluntad tal si fuera humo se disipa.
Para qué meter minúsculo llavín
en el insondable hueco,
donde desapacible dormita el universo,
ballena de entre casa,
arponeada una y otra vez,
fugitiva,
a la cual le han quitado su balota,
ha dejado de ser noticia,
tan sólo es brea,
grasa y herrumbre por doquier.
Para qué escribir si dentro o fuera,
en la raíz o el ramillete de las cosas
acechan cortes de tijeras,
sin que haya un plan puestas para cortar
en cabeza lampiña cabellera;
cortar sin un adecuado tallado en la madera,
tallado que con el roer del agua-fuerte en mínimo concierto,
hubiera sido embestida lamiendo labios de la herida,
allí donde el dolor es queja de este mundo,
en este mundo.
II
Me niego a meter llavín para abrir con imprudencia,
en hilera de cajas la caja perteneciente a pandora,
cuyas alhajas,
sonajeros,
no son ni deben ser artefactos de este mundo.
Restándome en la caja de fósforos
algunos pocos fósforos,
con que alumbrar la próxima incómoda esquina,
me niego a saber + de lo que mi entendimiento puede;
voluntariamente me desdibujo en los objetos,
ésos que te miran desde la madera,
el vidrio en la copa,
la punta de birome que apunta hacia el espejo,
borroneado donde por las dudas no te miras.
III
En tanteo de ligeras pertenencias
digo que casi no soporto la libreta,
enredada en el peso de mi cuerpo,
cuyos números y letras se empapan en mis manos,
dibujándose en sus descoyuntadas páginas
un escrito que no estaba escrito.
He aquí la desnuda tarea de evocar
esta novísima certeza,
cuyo tiempo relampaguea dentro de mi obscuro pecho,
pez que se me resbala
cuando creo tenerlo para el guinche;
no obstante,
dentro y fuera de mi aire
he aquí el espíritu santo descendiendo,
todo llagado,
zaherido,
entre sanguinolencias.
IV
Presiento que la inteligencia,
la ridícula cédula que desde oportuno escaparate gotea,
una puesta en orden para la vidriera,
en mí es cláusula de menos;
ha de quitarse de cualquier lista de cláusulas,
garabateada por el escriba en su repetitivo libro,
en el cual con las horas guarda oraciones.
V
Asistido por ángeles marchosos,
en esta tarde de solsticio la huella ahondo
de un surco y sus recuerdos,
automáticamente perimetrado
con cintas amarillas que dan la voz de alerta,
instauran un apocalíptico sálvese quien pueda.
A partir de unas manchas de color,
frescas en el pincel que pertenece al cuadro,
visto por mí anoche
en el zigzagueante paseo del shopping center,
como puedo junto trozos de lo que fue,
de lo que no debió haber sido,
migajas resistentes de bacilo,
que a semejanza de pulgas extremosas,
violentadas por el hambre,
su danza macabra juegan en los escalones,
de la escalera mecánica en el portal desvanecida,
junto a organdí,
algodón y seda.
VI
Mientras tanto,
con su ronda de moribundos en la ronda,
que a dentelladas babea el acaramelado pop de las 7 en punto,
pegándose a la efusión nocturna
tal si fuera buque ebrio sin leyenda,
que da vueltas interminables y absurdas;
buque partido en 2 mitades
por la imparable tempestad sucia de mala memoria y buen olvido,
en estos novísimos escombros
entre billetes de a mil y poleras con nombre y apellido,
vertical se hunde en las hospitalarias entrañas de la tierra,
con sus aseados pasillos el fermín ferreira,
cosa que fue y no debió haber sido.
VII
Aunque no quiera,
se me entreveran guijarros de tela
y el último bandoneón flamante en la vidriera,
con ayes,
agujas hipodérmicas,
gente que corre,
tropieza y cae ensangrentadas en la boca las encías,
gente avergonzada.
Ante este cuadro patas para arriba de un fermín ferreira,
fresco en el pincel del que pinta
como si pintara la pared en una casa,
presiento que la vida es en cámara lenta
una cinematográfica brevedad que insiste,
donde no debe acumularse se acumula,
tercamente mudándose a contenedores
sin que haya barcos a la vista,
cayacs,
lancha de remolque,
salvavidas a los cuales se les debió haber pagado
la mísera mensualidad del mes 11
en los primeros días del mes 12.
Cuando comienza a desencajarse sombrío el fémur,
paraboloide que llegó para quedarse,
duele la vida sin remedio.
VIII
Por qué escribir,
si nadie ha de morir entre los lazos
de esta desvencijada telaraña,
que nació acosada por la vejez y tan sólo es inquilina,
precaria en ajeno asentamiento.
Entre tanto,
intrusa e impresentable al fondo del yuyal,
la trashumancia tal cual es,
·in novelada·,
en la hamaca del cáliz y los órganos sexuales
de sus pequeñas flores,
al shopping center le envía adioses,
tiernos e inocentes.
IX
En escenario interior entre cristales,
a causa de ensayos y repeticiones,
desde la estrecha boquilla del fagot,
entre flecos y espumarajos
en cucurucho y estrangul de caña,
aporreados estos,
indefensos,
suena en el salón de música un ¿y de la vida qué,
cuando comienza?
¡Ay!
sólo sé de salvatajes;
de una volanta que vuela me sumo al pasaje,
involuntario,
de náufragos que conmigo vuelan;
líneas amarillas se avistan sobre el suelo,
unos precoces dicen;
ennegrecidas para no ser vistas,
y es de noche.
Wednesday, July 18, 2007
LA VIDA ETERNA
I
Hervía la tierra debajo del jergón,
donde naciste.
Cuando aquello,
hubo para ti un trozo de sol semi-apagado
y algo +,
indescriptible.
II
En el transcurso,
junto a la calle se armó un boliche
y hacia la noche,
un ángel marchoso sobre tu palma
vertió migajas.
Llegó a decirse que ello era un presente;
por nada una dádiva
para poner a andar ruedas
en la aspérrima carreta de tu vientre.
He aquí la paz o la guerra,
por turno dormitando debajo de carpas
en el vasto campamento,
donde descansan pulgarcitos,
que no entienden.
III
Hervía la tierra,
por detrás del humo un encendido sol
y tu costado incandescente,
en una liliputiense pelea con la resurrección,
después que se te murió el alma por los 20.
¡Cómo llegar al talón y en ese punto que se deshace,
calcinar la vida eterna para que vivas,
para que mueras,
según tu antojo!
Hervía la tierra debajo del jergón,
donde naciste.
Cuando aquello,
hubo para ti un trozo de sol semi-apagado
y algo +,
indescriptible.
II
En el transcurso,
junto a la calle se armó un boliche
y hacia la noche,
un ángel marchoso sobre tu palma
vertió migajas.
Llegó a decirse que ello era un presente;
por nada una dádiva
para poner a andar ruedas
en la aspérrima carreta de tu vientre.
He aquí la paz o la guerra,
por turno dormitando debajo de carpas
en el vasto campamento,
donde descansan pulgarcitos,
que no entienden.
III
Hervía la tierra,
por detrás del humo un encendido sol
y tu costado incandescente,
en una liliputiense pelea con la resurrección,
después que se te murió el alma por los 20.
¡Cómo llegar al talón y en ese punto que se deshace,
calcinar la vida eterna para que vivas,
para que mueras,
según tu antojo!
Thursday, July 12, 2007
CAMPO SAGRADO (ME INSTALO JUNTO A MICAELA GUYUNUSA Y SU FAMILIA)
I
Cayeron los muertos como si fueran vivos;
desde entonces de la tierra han salido,
con sus mejores ropas
en busca de los vivos,
que colgaron en sus pechos de estar muertos la burda presea,
el distintivo.
Ellos habían visto caer cuando cayeron,
al niño en el regazo de la madre envuelto.
Ésta,
protegiéndole entre los edredones ya mustios de su carne,
doblada en 2 cayó pantorrilla con cabello.
II
En ese instante de hachuelas humeantes y apagadas,
se había apretado el tiempo contra la colina
y las nubes,
moradas en su masa de sombra precipitaron,
sobre la tierra en gruesos lagrimones,
el desconsolado llanto de la tempestad.
Se sumaron gotas hasta clarear los huesos,
una a una las prendas
al torrente sus tesoros cedieron,
rompiéndose en estrías
la piel fondeó su amarillez en la laguna;
disueltos en el aire los talles de los cuerpos,
a semejanza de ramas invernales las hebillas,
colgaron de balates por las yemas cincelados,
de almas que se habían repartido,
en procura de dar noticias,
alertas,
vocear en las gargantas,
salir en captura de los vivos,
llevarlos a la plaza y en ese sitio,
en medio de bancos derruidos,
del ·sube-y-baja· lanzado lejos fuera de su asidero,
erguir los rebordes de las huellas,
echando arena encima
y encima pasto,
para que allí fuera todo campo sagrado.
Cayeron los muertos como si fueran vivos;
desde entonces de la tierra han salido,
con sus mejores ropas
en busca de los vivos,
que colgaron en sus pechos de estar muertos la burda presea,
el distintivo.
Ellos habían visto caer cuando cayeron,
al niño en el regazo de la madre envuelto.
Ésta,
protegiéndole entre los edredones ya mustios de su carne,
doblada en 2 cayó pantorrilla con cabello.
II
En ese instante de hachuelas humeantes y apagadas,
se había apretado el tiempo contra la colina
y las nubes,
moradas en su masa de sombra precipitaron,
sobre la tierra en gruesos lagrimones,
el desconsolado llanto de la tempestad.
Se sumaron gotas hasta clarear los huesos,
una a una las prendas
al torrente sus tesoros cedieron,
rompiéndose en estrías
la piel fondeó su amarillez en la laguna;
disueltos en el aire los talles de los cuerpos,
a semejanza de ramas invernales las hebillas,
colgaron de balates por las yemas cincelados,
de almas que se habían repartido,
en procura de dar noticias,
alertas,
vocear en las gargantas,
salir en captura de los vivos,
llevarlos a la plaza y en ese sitio,
en medio de bancos derruidos,
del ·sube-y-baja· lanzado lejos fuera de su asidero,
erguir los rebordes de las huellas,
echando arena encima
y encima pasto,
para que allí fuera todo campo sagrado.
Sunday, June 24, 2007
AZAHAR
//Desde un sitio a otro sitio se transportaban los acordes de la sinfonía nº.1 de ludwig van beethoven. En apariencia todo daba vueltas según lo que se había escrito en la pauta del papel//
---.---
Una dedicatoria: para MÍA, bloguista española, experta en
arte y en las artes del corazón; transida por la adversidades de
la vida, a las cuales enfrenta tomándose de la mano invisible de
la creación. Su blog: http://mialuaf.blogspot.com
---.---
I
No sabe el limón,
el limón no sabe que fue azahar
en la planta del naranjo.
II
Entre artefactos luminosos y obscuros
la tierra intuye,
con inocencia intuye que es un dato,
en el cerebelo equivocado
de otro matraz:
silueta que gotea papel carbónico
de inacabado espiral,
que aún no es espiral.
III
No es,
y he aquí el des-favor,
insertado en una pieza de teatro
con poeta muerto.
IV
Pieza para estrenar
cuyo guionista ha tachado,
ese fugaz pasaje
·de al no ser ya es,
ya es con forma de mujer,
con un sexo
y unos deseos locos de abortar,
abortar el engendro,
abortarlo
entre las llameantes alas de un ángel,
ángel de la guarda que no sabe,
cuando depositó
el azahar del limonero
en el naranjo en flor·.
---.---
Una dedicatoria: para MÍA, bloguista española, experta en
arte y en las artes del corazón; transida por la adversidades de
la vida, a las cuales enfrenta tomándose de la mano invisible de
la creación. Su blog: http://mialuaf.blogspot.com
---.---
I
No sabe el limón,
el limón no sabe que fue azahar
en la planta del naranjo.
II
Entre artefactos luminosos y obscuros
la tierra intuye,
con inocencia intuye que es un dato,
en el cerebelo equivocado
de otro matraz:
silueta que gotea papel carbónico
de inacabado espiral,
que aún no es espiral.
III
No es,
y he aquí el des-favor,
insertado en una pieza de teatro
con poeta muerto.
IV
Pieza para estrenar
cuyo guionista ha tachado,
ese fugaz pasaje
·de al no ser ya es,
ya es con forma de mujer,
con un sexo
y unos deseos locos de abortar,
abortar el engendro,
abortarlo
entre las llameantes alas de un ángel,
ángel de la guarda que no sabe,
cuando depositó
el azahar del limonero
en el naranjo en flor·.
Saturday, June 16, 2007
RATÓN Y RATÓN
Con esta poesía vaya mi reconocimiento y homenaje a Lully
(http://reflexionesaldesnudo.equinoxio.org/) “estuve en una
iglesia y miré cómo, una veladora ofrecida a mi nombre, ilumi-
ba otra con su llama . La razón de ser de nuestra existencia es
ésa, iluminar...”
Lully es una joven colombiana nimbada de valor y coraje.
´`´`´`´`
I
Arriba,
sobre la opaca lámina de vidrio
las manzanas.
Más abajo,
encima de una rojiza madera de haya,
en su flamancia
el desbordado y humeante pocillo de café.
Delante,
midas en otra dimensión
en la rinconada el ratón,
doméstico,
imprudente,
dueño de casa
lame su hocico húmedo y reluciente.
II
Mucho después,
en la edad media de los años cincuenta
ese ratón,
ajustándose a la gordura de mi empeine
rectificaba distancias,
la senda,
el nuevo mundo,
dando punzantes toquecitos
en los corvejones de la bestia.
En ese entonces,
hacia un ignoto paso de fronteras,
era yo hidalgo ascendiendo la colina;
viaje en el cual el alma
cargaba con la osamenta
y su soñada sangre.
III
Delante,
a semejanza del ratón dueño de casa,
con vísceras dentro,
con vísceras fuera,
llameante relucía la revolución.
Por debajo,
el mosquitero de la noche anterior,
cruelmente agujereado
por contundente material de obús,
perteneciente a la guerra anticipada
que se olvidó,
lucía como ajuar de novia
que también se olvidó.
IV
Ahora,
en este instante,
desde arriba ruedan las manzanas
sobre la vieja haya colorada,
llevándose con su ímpetu el pocillo de café.
Más arriba,
retorció la metralla el pálido techo de tejas,
haciéndose la luz.
V
Abajo,
junto a los corvejones de la bestia ya tumbada
se lame el hocico aquel ratón.
La casa en ese entonces
había dejado de ser mía y de ser suya;
casa que fue y dejó de ser,
sin siquiera haberse transformado
en otra cosa.
<><><><>
Páginas 66 y 67 de Cuando huye el día- 2003
(http://reflexionesaldesnudo.equinoxio.org/) “estuve en una
iglesia y miré cómo, una veladora ofrecida a mi nombre, ilumi-
ba otra con su llama . La razón de ser de nuestra existencia es
ésa, iluminar...”
Lully es una joven colombiana nimbada de valor y coraje.
´`´`´`´`
I
Arriba,
sobre la opaca lámina de vidrio
las manzanas.
Más abajo,
encima de una rojiza madera de haya,
en su flamancia
el desbordado y humeante pocillo de café.
Delante,
midas en otra dimensión
en la rinconada el ratón,
doméstico,
imprudente,
dueño de casa
lame su hocico húmedo y reluciente.
II
Mucho después,
en la edad media de los años cincuenta
ese ratón,
ajustándose a la gordura de mi empeine
rectificaba distancias,
la senda,
el nuevo mundo,
dando punzantes toquecitos
en los corvejones de la bestia.
En ese entonces,
hacia un ignoto paso de fronteras,
era yo hidalgo ascendiendo la colina;
viaje en el cual el alma
cargaba con la osamenta
y su soñada sangre.
III
Delante,
a semejanza del ratón dueño de casa,
con vísceras dentro,
con vísceras fuera,
llameante relucía la revolución.
Por debajo,
el mosquitero de la noche anterior,
cruelmente agujereado
por contundente material de obús,
perteneciente a la guerra anticipada
que se olvidó,
lucía como ajuar de novia
que también se olvidó.
IV
Ahora,
en este instante,
desde arriba ruedan las manzanas
sobre la vieja haya colorada,
llevándose con su ímpetu el pocillo de café.
Más arriba,
retorció la metralla el pálido techo de tejas,
haciéndose la luz.
V
Abajo,
junto a los corvejones de la bestia ya tumbada
se lame el hocico aquel ratón.
La casa en ese entonces
había dejado de ser mía y de ser suya;
casa que fue y dejó de ser,
sin siquiera haberse transformado
en otra cosa.
<><><><>
Páginas 66 y 67 de Cuando huye el día- 2003
Wednesday, June 06, 2007
UN PESO DE 40 KILOS
Para todas las mujeres torturadas en mi pobrecita américa, en los años 60,70 y 80 + plomo
´´´´´´
Se termina la calle,
no es más la chacra incauto refugio de gorriones;
desde el cielo
o desde las entrañas de la tierra
un par de mosquetones se perfila;
con caramelo derretido en las empuñaduras,
goteando sobre turbios adoquines
la exacta derrota asaz planificada,
en el abigarrado cuarto donde se depositan los alambres,
junto a guturales adioses a la vida.
Cuarto en el cual descansa
sobre incómodo camastro de fajina,
la cajuela de metal
con sus adarmes dentro;
entre ellos temible el fino estilete azul cobalto,
convenientemente desnudado de bueyes insepultos
y sepultas zanahorias,
con los cuales a esa hora en su casa juegan,
los hijos del mochín entre cartones pintados e historietas.
Pronto para la descarga
un poco por debajo del 220,
ha quedado el celular en su furgón de fondo.
Pidiéndose prestado un juego de dados a la muerte
he aquí el armado desde adentro
de una prolongada noche comandada por tahúres;
que de pronto se puebla de silbidos,
salsas y cumbias estridentes,
campo sonoro para el disimulo.
En este ámbito de pozo con cerrojos
el dolor aguanta las palabras
hasta la última ocurrencia,
con su presentido ·bamg· de medianoche
áspero y frío.
Disparo que mezcla la cerrazón
del cielo encapotado,
con los humeantes cartílagos
en los cuales desesperadamente,
araña la vida en sus entrañas
un espacio de tiempo + limosneada yapa,
con el solo resalte de un mauser
supuestamente de juguete,
(¡oh incauta ilusión,
dibujos de paraísos en el cielo!),
ostensible en la mochila gris
de quien ha llegado recién,
ese mochín con niños jugando en la casa,
para adueñarse de la víctima de turno.
Se trata de una mujer que desnuda mira el cielo raso,
tachoneado de herrumbrada hojalata y sin querer,
por debajo de su iris castaño
con martillo y corta-fierro dibuja
la perennidad de un tiempo que no pase;
sin después,
sin precipicio;
la simple felicidad de aún sentirse viva
y que eso continúe,
continúe,
mientras el atormentador
después de colgar su alargada piel,
sintética piel sobre una estaca blanca como hueso,
atemporal y sin el menor apuro
hunde sus largos dedos pálidos en la caja;
como queriendo fabricar cerámicas
al tiempo en demorada orfebrería,
rebusca entre alambres y fusibles
el inexacto instrumento,
ni + ni menos para una joven edad
y un peso de 40 kilos.
><><
De “Ser joven lleva mucho tiempo”- pág. 34-35
(nueva versión)
nota de diccionario: mochín--->verdugo
´´´´´´
Se termina la calle,
no es más la chacra incauto refugio de gorriones;
desde el cielo
o desde las entrañas de la tierra
un par de mosquetones se perfila;
con caramelo derretido en las empuñaduras,
goteando sobre turbios adoquines
la exacta derrota asaz planificada,
en el abigarrado cuarto donde se depositan los alambres,
junto a guturales adioses a la vida.
Cuarto en el cual descansa
sobre incómodo camastro de fajina,
la cajuela de metal
con sus adarmes dentro;
entre ellos temible el fino estilete azul cobalto,
convenientemente desnudado de bueyes insepultos
y sepultas zanahorias,
con los cuales a esa hora en su casa juegan,
los hijos del mochín entre cartones pintados e historietas.
Pronto para la descarga
un poco por debajo del 220,
ha quedado el celular en su furgón de fondo.
Pidiéndose prestado un juego de dados a la muerte
he aquí el armado desde adentro
de una prolongada noche comandada por tahúres;
que de pronto se puebla de silbidos,
salsas y cumbias estridentes,
campo sonoro para el disimulo.
En este ámbito de pozo con cerrojos
el dolor aguanta las palabras
hasta la última ocurrencia,
con su presentido ·bamg· de medianoche
áspero y frío.
Disparo que mezcla la cerrazón
del cielo encapotado,
con los humeantes cartílagos
en los cuales desesperadamente,
araña la vida en sus entrañas
un espacio de tiempo + limosneada yapa,
con el solo resalte de un mauser
supuestamente de juguete,
(¡oh incauta ilusión,
dibujos de paraísos en el cielo!),
ostensible en la mochila gris
de quien ha llegado recién,
ese mochín con niños jugando en la casa,
para adueñarse de la víctima de turno.
Se trata de una mujer que desnuda mira el cielo raso,
tachoneado de herrumbrada hojalata y sin querer,
por debajo de su iris castaño
con martillo y corta-fierro dibuja
la perennidad de un tiempo que no pase;
sin después,
sin precipicio;
la simple felicidad de aún sentirse viva
y que eso continúe,
continúe,
mientras el atormentador
después de colgar su alargada piel,
sintética piel sobre una estaca blanca como hueso,
atemporal y sin el menor apuro
hunde sus largos dedos pálidos en la caja;
como queriendo fabricar cerámicas
al tiempo en demorada orfebrería,
rebusca entre alambres y fusibles
el inexacto instrumento,
ni + ni menos para una joven edad
y un peso de 40 kilos.
><><
De “Ser joven lleva mucho tiempo”- pág. 34-35
(nueva versión)
nota de diccionario: mochín--->verdugo
Friday, May 25, 2007
REÚNO ANDRAJOS
REUNO ANDRAJOS
I
NOTICIAS Y CESE DE NOTICIAS
REFERIDAS AL DOLOR
i
Espongiario dolor de estrella moribunda,
menor,
blanca,
pálida y amarillenta estrella
a punto de morir
en la obscura cresta del océano,
del mínimo océano que se alberga
en el banal recinto de mi charca.
Océano que por debajo
de un rompecabezas onomatopéyico,
en diálogo con boca que gruñe
ante el vocinglero portal del silencio naufraga;
inmolándose tras fogata de cordeles y ramas
su contención y duda gruñe,
hasta romper los límites
y conformar otra charca en las afueras.
ii
Diálogos con el tallo
de un vasto bosque ceniciento,
extrañamente dulce,
agridulce como la guayaba,
desprendida recién,
a su pedúnculo de lágrimas atada;
pedúnculo que se ase
a un torcido tronco en el cual descansa
mi torcido omóplato.
A partir de actos agobiantes e imperfectos,
he aquí entre gruñidos la búsqueda de la perfección.
Búsqueda que puede llegar a ser,
perfección encartuchada
en la guampa de un megáfono al revés,
con el cual entre bambalinas semi-oculto,
en contaminada búsqueda de veracidad
simula el mundo que oye sin oír.
He aquí un escenario
con muchas puertas para entrar
y una caja hermética para no salir.
iii
Dado que nada escapa enteramente al calendario,
todo viene como de la tienda,
envuelto para regalo navideño;
carmesí regalo
con mata-sellos de pompa y circunstancia,
calenturienta pompa y circunstancia
asida a ligeros pies,
de un derviche fuera de contexto
para que se centrifugue el dolor,
auxiliado por el seco tañer
de un triángulo siglo 19,
botado y rebotado en el cercano oriente
de mar amargo con orquesta,
orquesta que lamida por el silencio oscila,
tropieza con los sonidos de un jardín
que gira en torno a otro jardín y huye.
He aquí el dolor cargado de ventosas,
como si fuera una vía láctea de entre casa
en huida hacia erial obscuro y frío.
Lo aplazado en la tienda
por falta de un endespués con ·enderezo·,
se refiere a la herida allí donde el cencerro
al cuello de la víctima se ciñe,
con cinta de cáñamo hasta reventar.
iiii
Insertas en raído ropaje de quejas,
he aquí las noticias
y el abrupto cese de noticias,
como si fuera guiñapo de arpón
ropaje herrumbrándose en el lomo de una ballena,
con muchos corsos y océanos
según libro de gutemberg
sobre caza y piratería.
Cese de noticias en legajo inserto,
reconstruido arteramente
por historiadores que se alquilan
y a los dados con las palabras juegan,
en interminable evento entre amigos,
secuaces y acólitos menores,
confinados a un indefinido estado de seglaridad.
Todo fofo y limado de huellas
en el papel secante de los signos vitales.
iiiii
Como si fuera un día que depara milagros,
noticias en el vibrante punzón
de marmolistas y picapedreros;
cese de noticias junto al icono erigido
a la memoria de marmolistas
y picapedreros muertos,
envueltos en el intenso mador de la ladera.
Herida practicada por expertos en eso de curar,
curar sin devolver la vida.
Herida para que incólume
vibre el castigo y su insistencia,
asociado al mortecino torrente
de un dolor aún + antiguo.
Dolor + dolor superponiéndose,
garabateado en un terroso croquis
con nombres y apellidos sobre papel manila;
dolor arrinconado,
que no vende,
envuelto en sombras,
perplejo ante la pregonada exactitud de las noticias.
iiiiii
Después de un sismo
con fueguinas cataratas en el cielo,
del consiguiente silencio
y el denso polvo sobre la hierba,
adviene un ajeno mapeado de la tierra
visitando la senda,
de los muertos entre kefar rosh y el antilíbano.
En clave de osamenta,
morosa descripción
de una anhidra gota que horadó en el occipital
los tiernos pensamientos.
Mapa trazado con pluma estilográfica
de la cual mana tinta intensamente roja,
mezclada con murallas y zanjones,
con trincheras aún de pico y pala
ante la mole que arrasa y nivela,
para que allí haya casas con césped
bien cortado en las afueras,
antena parabólica en los techos,
puntiagudos y artillados.
Trincheras en el tierno corazón,
para un dolor disimulado tras vitrales
de un “todo está bien,
aquí no pasó nada”.
Mientras tanto,
de helechos se puebla la colina
y sobre bancos unos dorados niños,
voraces comen dátiles
y pulpa de nueces en almíbar.
iiiiiii
Palpitante y escondido en el agrio vellón,
que incómodo se asienta
en alguna improvisada cama
de impresentable fonda,
hacia el sur en esta banda,
húmeda banda
en la frontera de un pintado oriente,
pintado entre mustios líquenes
y moribundos pío-píos,
flota un listón terroso,
dehesa para interminable
combate cuerpo a cuerpo.
Combate en el intrincado campo de maíz,
maíz de enero sediento de gotas,
en la exactitud de su reloj gotas de lluvia;
reloj cuyo tic-tac
asiste al derrame de sangre;
como si fuera el tránsito de una culebra,
inofensivo tránsito de chacra
entre los ralos nidos de alondras,
con espejuelos metidos en sus ojitos pardos.
Dolor que accede a una calle contigua y desierta,
neutra calle convenientemente acicalada,
indiferente,
aseada,
aunque los ayes de las víctimas,
inaudibles ayes,
calcinados en plena fiesta de piromanía,
en fila esperen ensayando ecos,
porfiadamente esperen para ser oídos.
He aquí la neutra calle junto a la cual,
se yerguen los harapos de mi puerta.
II
HERIDA + NOVÍSIMOS OBJETOS
i
A novísimos objetos se suma la herida,
a muy antiguos resabios
que a las amoratadas uñas de mis sentimientos
con voracidad mordisquean,
como solapada vinchuca mordisquean.
En latencia ligada a estímulo y respuesta,
con un toque de queda escrito en la barcina piel
desde el cuero cabelludo hasta los pies,
los pobladores eligen cohabitar
en las incómodas fauces del horror,
travestido éste de vecino
que sale con su novísimo objeto,
bolsa navideña
rellena de recién cortado pasto para depositar.
ii
Novísimos objetos por accidente expuestos
en largo muestrario
de viajante excesivamente invadido
por un ácido mador de carretera.
Interminable hilera en medio de árboles,
cajas,
cajitas y cajuelas entre abalorios,
que con inocente ignorancia de su dueño,
también guardan noticias
sobre listas en las cuales
se consignan vuelos
hundidos en un mar de algas,
sargazo y silencio + muerte;
silencio que en su mudez no pesa,
es transparente,
neutro,
producto de la imaginación.
Silencio que de pronto como moscardón
quedó atrapado entre los huesos de las almas;
de sala en sala desde la raíz hasta el pedúnculo,
deambula con sigilo innecesario,
pesadamente quebrantando frágil arrecife de adn,
que como dijes cenicientos cuelga
de su prominente botonera verde caqui.
Novísimos objetos,
esmaltados por la simple
flamancia del presente,
que con cuchilla
en su último tercio los vocablos cortan,
a las palabras pronunciables cortan,
convirtiéndolas en amalteos andrajos,
en diminutas égidas para una lid ante gigantes;
para una lid exenta de bonanza,
escrita en cuartillas mafiosas
por señores supuestamente honorables,
cuando alguno ya sabe aunque nadie
se lo haya contado,
que asimismo la vida sigue siendo
un novísimo objeto,
entre sus diestros dedos de tahúr;
diminuto y fetal objeto breve e indefenso,
el cual metido en las entrañas
de la indiferencia huye,
con un trozo de pan atravesado en la garganta.
En articulación de celda,
pasadizo y lavandería,
adolorido y extrañamente tierno
pan de munición había sido;
pan de munición con agujeros,
asediado pan que viene de ser mordisqueado
por ratas demasiado hambrientas
para hacer distingos,
ratas que amorosamente
en silencio amamantan a sus pequeñas crías.
III
DES-CEREBRACIONES
Novísimos objetos
que desde sus inexpugnables balconadas
de ladrillos y azulejos,
en tramas con el escalpelo del pasado des-cerebran;
en el sueño los halagüeños planes des-cerebran,
en trozos grandes y pequeños.
Con su opaca lamida
al seccionar la vibrátil cola del ratón,
para mayor seguridad binan la dehesa.
IV
EN LAS RUINAS DEL ENSUEÑO
He aquí lo que resta:
andrajos de prendas como testigos mudos,
pertenecientes a batallas calle a calle,
cuyo querellante cuchicheo
en mi oído se aloja;
asido se aloja en la ruina del ensueño,
el cual dormita su siesta nocturna
sobre encapsulados túneles,
que en el mar cohabitan
con el vocinglero murmullo de peces abisales.
He aquí una comprensión anormal
respecto de sucesos supuestamente normales,
inscriptos en la fúlgida nimiedad del universo;
andrajos en precario estado de supervivencia,
andrajos que tiritan
en una chacra de moreras,
a punto de expropiarse.
<<------>>
5 comentarios -
frugalías dijo...
Noticias y cese de noticias " Un océano en diálogos de pincel
y lengua muerta;
lengua muerta
en boca ligeramente abierta,
abierta para el silencio"
El tema del silencio en un mundo de gritos y violencia debe ser tema obligado de los poetas, personas que se esconden en el rincón para observar.
gracias xavier
hebert abimorad
6:10 AM
Dilaca dijo...
Celebro el descubrimiento de este blog.
11:12 AM
Joup dijo...
QUe es lo que mas ha le ha quedado de la poesia que leyo de el?
porque sé que son a veces algunas lineas las que nos hacen volar...
Besos y abrazos de esperanza!
6:07 PM
Nohemi dijo...
Hola Xavier!
es un gusto saber de ti nuevamente.
Gracias por lo que nos compartes.
Hasta pronto!!
6:31 AM
Cantúa dijo...
Su poesía es un poliedro de asombros, crece como una enredadera y entonces una palabra es una esquina que doblamos para de pronto rozar la otra esquina y otra, reveladoras todas. La sombra del poeta nos espera mimetizada en cada ángulo, esa sombra que perseguimos para desaparecer frente a nuestros ojos, los ajenos, los otros, los extraviados, los que miramos sin ver. Un ritmo que duele en su exactitud escalofriante como un "reloj cuyo tic-tac
asiste al derrame de la sangre,
como si fuera el tránsito de una culebra"
Su poesía conmueve como una flor que se deshoja hasta el hueso de la resurrección.
Reciba un afectuoso abrazo.
Cantúa
10:05 PM
<<<----->>>
nota del autor: este texto fue presentado con anterioridad en este sitio, pero en razón de que se tornó incomprensible a raíz de la dimensión de las letras, fue necesario rehacerlo (con variaciones), conservando los comentarios a que dio lugar en esa oportunidad.
I
NOTICIAS Y CESE DE NOTICIAS
REFERIDAS AL DOLOR
i
Espongiario dolor de estrella moribunda,
menor,
blanca,
pálida y amarillenta estrella
a punto de morir
en la obscura cresta del océano,
del mínimo océano que se alberga
en el banal recinto de mi charca.
Océano que por debajo
de un rompecabezas onomatopéyico,
en diálogo con boca que gruñe
ante el vocinglero portal del silencio naufraga;
inmolándose tras fogata de cordeles y ramas
su contención y duda gruñe,
hasta romper los límites
y conformar otra charca en las afueras.
ii
Diálogos con el tallo
de un vasto bosque ceniciento,
extrañamente dulce,
agridulce como la guayaba,
desprendida recién,
a su pedúnculo de lágrimas atada;
pedúnculo que se ase
a un torcido tronco en el cual descansa
mi torcido omóplato.
A partir de actos agobiantes e imperfectos,
he aquí entre gruñidos la búsqueda de la perfección.
Búsqueda que puede llegar a ser,
perfección encartuchada
en la guampa de un megáfono al revés,
con el cual entre bambalinas semi-oculto,
en contaminada búsqueda de veracidad
simula el mundo que oye sin oír.
He aquí un escenario
con muchas puertas para entrar
y una caja hermética para no salir.
iii
Dado que nada escapa enteramente al calendario,
todo viene como de la tienda,
envuelto para regalo navideño;
carmesí regalo
con mata-sellos de pompa y circunstancia,
calenturienta pompa y circunstancia
asida a ligeros pies,
de un derviche fuera de contexto
para que se centrifugue el dolor,
auxiliado por el seco tañer
de un triángulo siglo 19,
botado y rebotado en el cercano oriente
de mar amargo con orquesta,
orquesta que lamida por el silencio oscila,
tropieza con los sonidos de un jardín
que gira en torno a otro jardín y huye.
He aquí el dolor cargado de ventosas,
como si fuera una vía láctea de entre casa
en huida hacia erial obscuro y frío.
Lo aplazado en la tienda
por falta de un endespués con ·enderezo·,
se refiere a la herida allí donde el cencerro
al cuello de la víctima se ciñe,
con cinta de cáñamo hasta reventar.
iiii
Insertas en raído ropaje de quejas,
he aquí las noticias
y el abrupto cese de noticias,
como si fuera guiñapo de arpón
ropaje herrumbrándose en el lomo de una ballena,
con muchos corsos y océanos
según libro de gutemberg
sobre caza y piratería.
Cese de noticias en legajo inserto,
reconstruido arteramente
por historiadores que se alquilan
y a los dados con las palabras juegan,
en interminable evento entre amigos,
secuaces y acólitos menores,
confinados a un indefinido estado de seglaridad.
Todo fofo y limado de huellas
en el papel secante de los signos vitales.
iiiii
Como si fuera un día que depara milagros,
noticias en el vibrante punzón
de marmolistas y picapedreros;
cese de noticias junto al icono erigido
a la memoria de marmolistas
y picapedreros muertos,
envueltos en el intenso mador de la ladera.
Herida practicada por expertos en eso de curar,
curar sin devolver la vida.
Herida para que incólume
vibre el castigo y su insistencia,
asociado al mortecino torrente
de un dolor aún + antiguo.
Dolor + dolor superponiéndose,
garabateado en un terroso croquis
con nombres y apellidos sobre papel manila;
dolor arrinconado,
que no vende,
envuelto en sombras,
perplejo ante la pregonada exactitud de las noticias.
iiiiii
Después de un sismo
con fueguinas cataratas en el cielo,
del consiguiente silencio
y el denso polvo sobre la hierba,
adviene un ajeno mapeado de la tierra
visitando la senda,
de los muertos entre kefar rosh y el antilíbano.
En clave de osamenta,
morosa descripción
de una anhidra gota que horadó en el occipital
los tiernos pensamientos.
Mapa trazado con pluma estilográfica
de la cual mana tinta intensamente roja,
mezclada con murallas y zanjones,
con trincheras aún de pico y pala
ante la mole que arrasa y nivela,
para que allí haya casas con césped
bien cortado en las afueras,
antena parabólica en los techos,
puntiagudos y artillados.
Trincheras en el tierno corazón,
para un dolor disimulado tras vitrales
de un “todo está bien,
aquí no pasó nada”.
Mientras tanto,
de helechos se puebla la colina
y sobre bancos unos dorados niños,
voraces comen dátiles
y pulpa de nueces en almíbar.
iiiiiii
Palpitante y escondido en el agrio vellón,
que incómodo se asienta
en alguna improvisada cama
de impresentable fonda,
hacia el sur en esta banda,
húmeda banda
en la frontera de un pintado oriente,
pintado entre mustios líquenes
y moribundos pío-píos,
flota un listón terroso,
dehesa para interminable
combate cuerpo a cuerpo.
Combate en el intrincado campo de maíz,
maíz de enero sediento de gotas,
en la exactitud de su reloj gotas de lluvia;
reloj cuyo tic-tac
asiste al derrame de sangre;
como si fuera el tránsito de una culebra,
inofensivo tránsito de chacra
entre los ralos nidos de alondras,
con espejuelos metidos en sus ojitos pardos.
Dolor que accede a una calle contigua y desierta,
neutra calle convenientemente acicalada,
indiferente,
aseada,
aunque los ayes de las víctimas,
inaudibles ayes,
calcinados en plena fiesta de piromanía,
en fila esperen ensayando ecos,
porfiadamente esperen para ser oídos.
He aquí la neutra calle junto a la cual,
se yerguen los harapos de mi puerta.
II
HERIDA + NOVÍSIMOS OBJETOS
i
A novísimos objetos se suma la herida,
a muy antiguos resabios
que a las amoratadas uñas de mis sentimientos
con voracidad mordisquean,
como solapada vinchuca mordisquean.
En latencia ligada a estímulo y respuesta,
con un toque de queda escrito en la barcina piel
desde el cuero cabelludo hasta los pies,
los pobladores eligen cohabitar
en las incómodas fauces del horror,
travestido éste de vecino
que sale con su novísimo objeto,
bolsa navideña
rellena de recién cortado pasto para depositar.
ii
Novísimos objetos por accidente expuestos
en largo muestrario
de viajante excesivamente invadido
por un ácido mador de carretera.
Interminable hilera en medio de árboles,
cajas,
cajitas y cajuelas entre abalorios,
que con inocente ignorancia de su dueño,
también guardan noticias
sobre listas en las cuales
se consignan vuelos
hundidos en un mar de algas,
sargazo y silencio + muerte;
silencio que en su mudez no pesa,
es transparente,
neutro,
producto de la imaginación.
Silencio que de pronto como moscardón
quedó atrapado entre los huesos de las almas;
de sala en sala desde la raíz hasta el pedúnculo,
deambula con sigilo innecesario,
pesadamente quebrantando frágil arrecife de adn,
que como dijes cenicientos cuelga
de su prominente botonera verde caqui.
Novísimos objetos,
esmaltados por la simple
flamancia del presente,
que con cuchilla
en su último tercio los vocablos cortan,
a las palabras pronunciables cortan,
convirtiéndolas en amalteos andrajos,
en diminutas égidas para una lid ante gigantes;
para una lid exenta de bonanza,
escrita en cuartillas mafiosas
por señores supuestamente honorables,
cuando alguno ya sabe aunque nadie
se lo haya contado,
que asimismo la vida sigue siendo
un novísimo objeto,
entre sus diestros dedos de tahúr;
diminuto y fetal objeto breve e indefenso,
el cual metido en las entrañas
de la indiferencia huye,
con un trozo de pan atravesado en la garganta.
En articulación de celda,
pasadizo y lavandería,
adolorido y extrañamente tierno
pan de munición había sido;
pan de munición con agujeros,
asediado pan que viene de ser mordisqueado
por ratas demasiado hambrientas
para hacer distingos,
ratas que amorosamente
en silencio amamantan a sus pequeñas crías.
III
DES-CEREBRACIONES
Novísimos objetos
que desde sus inexpugnables balconadas
de ladrillos y azulejos,
en tramas con el escalpelo del pasado des-cerebran;
en el sueño los halagüeños planes des-cerebran,
en trozos grandes y pequeños.
Con su opaca lamida
al seccionar la vibrátil cola del ratón,
para mayor seguridad binan la dehesa.
IV
EN LAS RUINAS DEL ENSUEÑO
He aquí lo que resta:
andrajos de prendas como testigos mudos,
pertenecientes a batallas calle a calle,
cuyo querellante cuchicheo
en mi oído se aloja;
asido se aloja en la ruina del ensueño,
el cual dormita su siesta nocturna
sobre encapsulados túneles,
que en el mar cohabitan
con el vocinglero murmullo de peces abisales.
He aquí una comprensión anormal
respecto de sucesos supuestamente normales,
inscriptos en la fúlgida nimiedad del universo;
andrajos en precario estado de supervivencia,
andrajos que tiritan
en una chacra de moreras,
a punto de expropiarse.
<<------>>
5 comentarios -
frugalías dijo...
Noticias y cese de noticias " Un océano en diálogos de pincel
y lengua muerta;
lengua muerta
en boca ligeramente abierta,
abierta para el silencio"
El tema del silencio en un mundo de gritos y violencia debe ser tema obligado de los poetas, personas que se esconden en el rincón para observar.
gracias xavier
hebert abimorad
6:10 AM
Dilaca dijo...
Celebro el descubrimiento de este blog.
11:12 AM
Joup dijo...
QUe es lo que mas ha le ha quedado de la poesia que leyo de el?
porque sé que son a veces algunas lineas las que nos hacen volar...
Besos y abrazos de esperanza!
6:07 PM
Nohemi dijo...
Hola Xavier!
es un gusto saber de ti nuevamente.
Gracias por lo que nos compartes.
Hasta pronto!!
6:31 AM
Cantúa dijo...
Su poesía es un poliedro de asombros, crece como una enredadera y entonces una palabra es una esquina que doblamos para de pronto rozar la otra esquina y otra, reveladoras todas. La sombra del poeta nos espera mimetizada en cada ángulo, esa sombra que perseguimos para desaparecer frente a nuestros ojos, los ajenos, los otros, los extraviados, los que miramos sin ver. Un ritmo que duele en su exactitud escalofriante como un "reloj cuyo tic-tac
asiste al derrame de la sangre,
como si fuera el tránsito de una culebra"
Su poesía conmueve como una flor que se deshoja hasta el hueso de la resurrección.
Reciba un afectuoso abrazo.
Cantúa
10:05 PM
<<<----->>>
nota del autor: este texto fue presentado con anterioridad en este sitio, pero en razón de que se tornó incomprensible a raíz de la dimensión de las letras, fue necesario rehacerlo (con variaciones), conservando los comentarios a que dio lugar en esa oportunidad.
Thursday, March 29, 2007
CUANDO HUYE EL DÍA
I
Como un niño que habiendo correteado se cansa
y en medio del salón con sueño,
procura reiniciar abandonados juegos,
así su andar por objetos y perfiles
deshace la tenue luz del día.
Quitándose retrocede hacia la recámara en la cual,
en el hormiguero ·desova· la reina entre cuidados.
En un efecto de balanza,
a semejanza de una joven aún convaleciente
que da pasos lentos e inseguros,
desmáyase en el portal trasero de la casa
despuntándose su piel de blanquecino nácar;
efluvio de inocencia en el patio,
es sorprendida por el arrebato de vilanos en manada,
ociosos y molestos que le raspan destellos
sembrando sombrajos en su seno.
Exhausta ya,
en la borrosa esquina tras la cual parten dos senderos,
la socorre alguno encendiendo una lámpara votiva.
Más lejos,
en la corraliza,
el belfo del toro de gotitas se aceita,
esparce en derredor translúcido vapor con arco iris,
que amarrándose a las flámulas del viento
de una manera no humana celebra,
entre fango,
serrín,
siluetas y pisadas los adioses de la tarde,
trémolos como agua en los rizos del cauce
de río que se aleja.
II
He aquí,
trepada a un escenario que se puebla de sombras la noche,
acústica a causa de fragores en las copas de los árboles.
Todo dispuesto por los ojos del alma,
enmarañada de capullos en los cuales,
sobre sus pechos se reacomodan los gorriones,
escápulas con tic-tac
echadas al mórbido cuello de la seroja,
sostén de nidos y plumones.
III
Como nada a sí mismo se parece,
he aquí la opaquez de un espejo
para asistir al eco de piar con despedida,
sorpresa y dolor en el vuelo que breve se contiene,
en el inexorable trayecto hacia el reino de lo quieto,
de cuyo punzar cuelga un estilete,
ajeno,
perteneciente a la febril arritmia humana.
IV
Habrá a raíz de estas y otras aventuradas circunstancias,
temblor general de última hora,
que hasta el amanecer pospondrá movimientos.
Ello ha de ocurrir cuando por detrás de una calle,
en el confín del pueblo,
el tren nocturno silbe.
Enroscado hasta el infinito es mariposa
que abandona su crisálida.
Carro huraño deslizándose + allá de la arboleda,
con lámpara de acetileno ajustada al bajo vientre,
torpe en el destello amarillento
hacia el adormecido centro de la tierra.
texto con modificaciones- pág. 70 de “Cuando huye el día”
2003-Editorial Nordan-comunidad
Como un niño que habiendo correteado se cansa
y en medio del salón con sueño,
procura reiniciar abandonados juegos,
así su andar por objetos y perfiles
deshace la tenue luz del día.
Quitándose retrocede hacia la recámara en la cual,
en el hormiguero ·desova· la reina entre cuidados.
En un efecto de balanza,
a semejanza de una joven aún convaleciente
que da pasos lentos e inseguros,
desmáyase en el portal trasero de la casa
despuntándose su piel de blanquecino nácar;
efluvio de inocencia en el patio,
es sorprendida por el arrebato de vilanos en manada,
ociosos y molestos que le raspan destellos
sembrando sombrajos en su seno.
Exhausta ya,
en la borrosa esquina tras la cual parten dos senderos,
la socorre alguno encendiendo una lámpara votiva.
Más lejos,
en la corraliza,
el belfo del toro de gotitas se aceita,
esparce en derredor translúcido vapor con arco iris,
que amarrándose a las flámulas del viento
de una manera no humana celebra,
entre fango,
serrín,
siluetas y pisadas los adioses de la tarde,
trémolos como agua en los rizos del cauce
de río que se aleja.
II
He aquí,
trepada a un escenario que se puebla de sombras la noche,
acústica a causa de fragores en las copas de los árboles.
Todo dispuesto por los ojos del alma,
enmarañada de capullos en los cuales,
sobre sus pechos se reacomodan los gorriones,
escápulas con tic-tac
echadas al mórbido cuello de la seroja,
sostén de nidos y plumones.
III
Como nada a sí mismo se parece,
he aquí la opaquez de un espejo
para asistir al eco de piar con despedida,
sorpresa y dolor en el vuelo que breve se contiene,
en el inexorable trayecto hacia el reino de lo quieto,
de cuyo punzar cuelga un estilete,
ajeno,
perteneciente a la febril arritmia humana.
IV
Habrá a raíz de estas y otras aventuradas circunstancias,
temblor general de última hora,
que hasta el amanecer pospondrá movimientos.
Ello ha de ocurrir cuando por detrás de una calle,
en el confín del pueblo,
el tren nocturno silbe.
Enroscado hasta el infinito es mariposa
que abandona su crisálida.
Carro huraño deslizándose + allá de la arboleda,
con lámpara de acetileno ajustada al bajo vientre,
torpe en el destello amarillento
hacia el adormecido centro de la tierra.
texto con modificaciones- pág. 70 de “Cuando huye el día”
2003-Editorial Nordan-comunidad
Thursday, March 08, 2007
ESCENARIO
I
Que calle le dices al amor,
desflorezca,
apele a su inocencia y se retraiga,
hacia el patio trasero de la indiferencia.
A objetos de tu pertenencia les dices,
que ha llegado una brocha flaca y pignoraticia.
Aun ahuyentas el recreo,
la penitencia,
esa canción elemental para la hora de la siesta;
el silencio instalas en tu oído,
en un par de luces desatas el haz de la mirada,
temblorosos pabilos que asisten a tus pasos,
necesarios,
para traslados de habitación a pasillo y viceversa;
de allí hacia calle de ciudad abreviada,
reducida a menos espacio,
con + tiempo.
II
Ante el portal aguardas de un ·poli-aspecto·,
en la búsqueda de la veta
que te proporcione un microscopio,
cueva en tu auxilio
para re-atar el haz desgastado en el ojo,
de un solo hervor tan diminuto como la vía láctea.
III
Perentorio,
has quitado páginas a este minúsculo dominio:
afiches,
planificaciones,
recuerdos,
nacimientos,
plagios inocentes.
Es borroso lo que resta,
se embosca en el pétreo ramaje de un gabarro,
se asiste a sus flecos de tocata y fuga.
¿Del destello?
Poco se sabe,
nada.
Es latido de algo que se apaga,
tras la puesta de sol en las entrañas del cielo.
No obstante alguno,
nimbado de ilusión,
con señas manifiesta que contempla,
en un bajío del horizonte a unas estrellas,
menores,
su titilar sobre el encrespado oleaje del océano.
Thursday, February 22, 2007
CATEDRALES
Para Mónica en su cumple
I
Se te prometió una ciudad,
carro de transporte,
pero los animales se salen de su felpa y mueren.
A ella llegas haciéndole el dedo a un duende,
que confundes con carrero.
II
Al llegar la ciudad es ruina,
horizontalidad amontonada,
iglesia de la cual tan sólo resta
una caja deforme,
a la cual bautizas como relicario.
III
Detrás,
ha quedado la campiña,
el ancho río con su grosor de invierno
y sequía de estío.
A ese lugar ya no se vuelve,
no hay regreso.
IV
En éste,
donde ahora estás,
imaginas,
revives,
gritas,
profieres un largo adiós,
la penúltima sonrisa de niño ante una roja bicicleta.
También sobreviene la ira,
el miedo,
una tristeza que va paralizando;
ella edifica como se construyen catedrales,
el vacío.
Se te prometió una ciudad,
carro de transporte,
pero los animales se salen de su felpa y mueren.
A ella llegas haciéndole el dedo a un duende,
que confundes con carrero.
II
Al llegar la ciudad es ruina,
horizontalidad amontonada,
iglesia de la cual tan sólo resta
una caja deforme,
a la cual bautizas como relicario.
III
Detrás,
ha quedado la campiña,
el ancho río con su grosor de invierno
y sequía de estío.
A ese lugar ya no se vuelve,
no hay regreso.
IV
En éste,
donde ahora estás,
imaginas,
revives,
gritas,
profieres un largo adiós,
la penúltima sonrisa de niño ante una roja bicicleta.
También sobreviene la ira,
el miedo,
una tristeza que va paralizando;
ella edifica como se construyen catedrales,
el vacío.
Saturday, February 03, 2007
INITIUM-TERMINUS
En este poema se recuerda a la República Bosnia-Herzego-
vina, país expuesto a una depuración étnica (1991-1995),
en base al exterminio de sus ciudadanos. Éstos, salían –en
las ciudades- de paseo (y aun a conciertos), en días de
intensa niebla, por razones de seguridad.
I
Es éste mi comienzo,
con bordes,
biseles y puntas aguzadas;
timbales diminutos sobre el vientre,
neblinoso de la tierra.
Con timbales memorizo el comienzo;
con imágenes tropiezo,
a las cuales se han agregado partes;
vina, país expuesto a una depuración étnica (1991-1995),
en base al exterminio de sus ciudadanos. Éstos, salían –en
las ciudades- de paseo (y aun a conciertos), en días de
intensa niebla, por razones de seguridad.
I
Es éste mi comienzo,
con bordes,
biseles y puntas aguzadas;
timbales diminutos sobre el vientre,
neblinoso de la tierra.
Con timbales memorizo el comienzo;
con imágenes tropiezo,
a las cuales se han agregado partes;
ellas se sientan a la mesa,
de un húmero ensangrentado
que en mi pupila flota como brasa.
Alojado en el fondo
de diminuto bolsillo a punto de olvidarse,
mi patio es pelotón de letras con escrito.
Objeto que con mira telescópica se busca;
de un húmero ensangrentado
que en mi pupila flota como brasa.
Alojado en el fondo
de diminuto bolsillo a punto de olvidarse,
mi patio es pelotón de letras con escrito.
Objeto que con mira telescópica se busca;
he aquí el apunte de frutas y verduras
para un antiquísimo mandado aún pendiente,
a franquearse en la despensa
de blanca nieves y señores enanitos.
Entre parapetos avanzo,
columnas y muñones
para un antiquísimo mandado aún pendiente,
a franquearse en la despensa
de blanca nieves y señores enanitos.
Entre parapetos avanzo,
columnas y muñones
en las copas de los árboles;
para instalar el alma reconstruyo las palabras,
la exactitud en este sitio yace a unos palmos
por debajo de la tierra;
son susurros y un ¡ay!
cortado en mil pedazos
por tijeras que viajan detrás de 2 disparos.
II
Entre instrumentos musicales,
ha habido aquí búsqueda de tu imagen
en pico de botella
y guijarro quitado a la pared,
que con esquirlas han sido volcados a la fosa.
Desde el techo hasta el piso a cielo abierto
mi deseo es contemplarme en ti,
iniciar la travesía hasta el final;
asido a números y letras
blancos como el marfil.
III
Lo que en ti exploro,
exploro en mí.
He aquí de tu sangre en mi uña la historia;
las huellas digitales
enteramente se han desvanecido.
IV
Me desvisto en tu anaranjado oleaje,
oleaje con niebla
que me espuma y empapa.
V
Todo se confunde en tu encrespado espejo,
aun la vida y la muerte;
entran y salen por tus puertas
carcomidas de metralla.
Como si fuera un penúltimo renglón
nacido en tu glotis,
me explicas que a pasear salió la gente,
(eso es lo que cuchichean los niños,
adultos y ancianos).
Saben me has dicho,
que ese paseo sin bruma es paseo imposible.
¡Cómo cobija la bruma,
nos hace iguales,
indistintos detrás de un esmeril opaco!
VI
Estoy en el término,
en el abiselado borde del birlí,
tan sólo me salen sofocados adioses.
Te copio en mi cabeza,
presiento que me quisiste decir
en cuanto a la bruma,
que ella debió haber sido + opaca,
con difusos timbales
en el fondo de la orquesta
y el arpa removida,
depositada en un desván obscuro.
Mi corazón intuye,
que este paseo con densa niebla
era para ese lugar e instrumentos
el único posible;
que todo fluir lumínico
hubiera sido mano con ojiva dentro,
pasaporte en el tren de carga
cortado en mil pedazos
por tijeras que viajan detrás de 2 disparos.
II
Entre instrumentos musicales,
ha habido aquí búsqueda de tu imagen
en pico de botella
y guijarro quitado a la pared,
que con esquirlas han sido volcados a la fosa.
Desde el techo hasta el piso a cielo abierto
mi deseo es contemplarme en ti,
iniciar la travesía hasta el final;
asido a números y letras
blancos como el marfil.
III
Lo que en ti exploro,
exploro en mí.
He aquí de tu sangre en mi uña la historia;
las huellas digitales
enteramente se han desvanecido.
IV
Me desvisto en tu anaranjado oleaje,
oleaje con niebla
que me espuma y empapa.
V
Todo se confunde en tu encrespado espejo,
aun la vida y la muerte;
entran y salen por tus puertas
carcomidas de metralla.
Como si fuera un penúltimo renglón
nacido en tu glotis,
me explicas que a pasear salió la gente,
(eso es lo que cuchichean los niños,
adultos y ancianos).
Saben me has dicho,
que ese paseo sin bruma es paseo imposible.
¡Cómo cobija la bruma,
nos hace iguales,
indistintos detrás de un esmeril opaco!
VI
Estoy en el término,
en el abiselado borde del birlí,
tan sólo me salen sofocados adioses.
Te copio en mi cabeza,
presiento que me quisiste decir
en cuanto a la bruma,
que ella debió haber sido + opaca,
con difusos timbales
en el fondo de la orquesta
y el arpa removida,
depositada en un desván obscuro.
Mi corazón intuye,
que este paseo con densa niebla
era para ese lugar e instrumentos
el único posible;
que todo fluir lumínico
hubiera sido mano con ojiva dentro,
pasaporte en el tren de carga
hacia una barranca donde esconder los muertos;
tizne,
sebo de vela y añil,
colgados como ayes de los tablones,
sobre los cuales el alma se tantea,
examina las heridas,
asume su comienzo.
tizne,
sebo de vela y añil,
colgados como ayes de los tablones,
sobre los cuales el alma se tantea,
examina las heridas,
asume su comienzo.
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