Sunday, August 12, 2007

LA INESPERADA TRANSPARENCIA

I
De la luz junto al ropaje distendido,
plebeyo un breve toallín que sabe a grana tiendo;
hago que en él descansen las abiertas horas,
por la debida proporción tan sólo limitadas,
allí donde en el diapasón córtanse las cuerdas,
tal si junto al corazón se cortasen suspiros,
arterias y arteriolas.
II
Camino,
como si fuera lluvia de sombras con sombrilla,
ambigua la isla de follaje sin querer me mancha,
me des mancha,
me mancha;
juega conmigo,
mis talones pincela y de pronto,
todo cambia.
En su soterráneo colgamiento con murmullo de sueño,
huidiza por detrás se sesga la colmena;
de ramas invisibles suspendida,
exhalando fragancia habida en paraíso,
sus acordeones son sueño
que en capullos lacres parpadea.
III
Hora es de que la verdad también sea creencia,
entre estas manchas literal arde la vida.
He aquí una versión en tonos de acuarela:
sobre papel marmolado contemplo huellas,
rugosidad que da vueltas,
zigzaguea,
hace que por allí floten tarugos,
clavijas,
aceitosos agujeros,
en una memorable horizontalidad
con incesante despedida.
IV
He aquí el diapasón que encofra y des encofra,
acordeona y des acordeona signos;
él,
a semejanza de estela con ángel,
nimbada por transparencias que de mi pupila huyen,
improvisa la flama de un sendero,
cerril,
que pone límites,
viste en el toallín una cesura,
lo repliega,
hace de él harapos,
trama por trama lo difumina.
En ese declive la muerta fogata declina,
esfumándose es un destello el día,
añorado,
ceniza breve.