I
Dulce es el olor de la gloria,
aún en ciernes.
¡Qué poca cosa es para él,
que sopla sobre un rescoldo a punto de ser ceniza,
blanca ceniza!
II
En este curvo avatar,
insalubre de idas,
pretencioso de vueltas,
dando tumbos se escurren como el sol las horas;
hacia un antes-después en el cual,
tiempo y espacio para decir lo menos,
son objetos absurdos,
vaga lumbre en la niña de una ceguera móvil.
III
Mientras tanto,
es la memoria 1 barril sin fondo.
En el fondo,
jugando,
detiene el moho tal si fueran estrellas a un par de nubes;
para que se fijen en el cielo las seduce,
engaña y entre trazas amarillas,
reconstruye en ese tapón obras de arte;
tizianos (con el color),
michelángelos punto por punto
con la grisácea punta azul de un lápiz.
IV
He aquí lo casual de orilla a orilla.
Con sus meandros en las puntas de los dedos,
el flóculo de luz que forcejea;
como un todo resbala en rasa tabla,
son incesantes sus gotas,
lagrimea,
como si fuera húmeda mejilla de otro mundo,
olvidado,
en el pesadillesco gorgoteo de este mundo.
Sunday, September 16, 2007
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