Saturday, February 03, 2007

INITIUM-TERMINUS

En este poema se recuerda a la República Bosnia-Herzego-
vina, país expuesto a una depuración étnica (1991-1995),
en base al exterminio de sus ciudadanos. Éstos, salían –en
las ciudades- de paseo (y aun a conciertos), en días de
intensa niebla, por razones de seguridad.
I
Es éste mi comienzo,
con bordes,
biseles y puntas aguzadas;
timbales diminutos sobre el vientre,
neblinoso de la tierra.
Con timbales memorizo el comienzo;
con imágenes tropiezo,
a las cuales se han agregado partes;
ellas se sientan a la mesa,
de un húmero ensangrentado
que en mi pupila flota como brasa.
Alojado en el fondo
de diminuto bolsillo a punto de olvidarse,
mi patio es pelotón de letras con escrito.
Objeto que con mira telescópica se busca;
he aquí el apunte de frutas y verduras
para un antiquísimo mandado aún pendiente,
a franquearse en la despensa
de blanca nieves y señores enanitos.
Entre parapetos avanzo,
columnas y muñones
en las copas de los árboles;
para instalar el alma reconstruyo las palabras,
la exactitud en este sitio yace a unos palmos
por debajo de la tierra;
son susurros y un ¡ay!
cortado en mil pedazos
por tijeras que viajan detrás de 2 disparos.
II
Entre instrumentos musicales,
ha habido aquí búsqueda de tu imagen
en pico de botella
y guijarro quitado a la pared,
que con esquirlas han sido volcados a la fosa.
Desde el techo hasta el piso a cielo abierto
mi deseo es contemplarme en ti,
iniciar la travesía hasta el final;
asido a números y letras
blancos como el marfil.
III
Lo que en ti exploro,
exploro en mí.
He aquí de tu sangre en mi uña la historia;
las huellas digitales
enteramente se han desvanecido.
IV
Me desvisto en tu anaranjado oleaje,
oleaje con niebla
que me espuma y empapa.
V
Todo se confunde en tu encrespado espejo,
aun la vida y la muerte;
entran y salen por tus puertas
carcomidas de metralla.
Como si fuera un penúltimo renglón
nacido en tu glotis,
me explicas que a pasear salió la gente,
(eso es lo que cuchichean los niños,
adultos y ancianos).
Saben me has dicho,
que ese paseo sin bruma es paseo imposible.
¡Cómo cobija la bruma,
nos hace iguales,
indistintos detrás de un esmeril opaco!
VI
Estoy en el término,
en el abiselado borde del birlí,
tan sólo me salen sofocados adioses.
Te copio en mi cabeza,
presiento que me quisiste decir
en cuanto a la bruma,
que ella debió haber sido + opaca,
con difusos timbales
en el fondo de la orquesta
y el arpa removida,
depositada en un desván obscuro.
Mi corazón intuye,
que este paseo con densa niebla
era para ese lugar e instrumentos
el único posible;
que todo fluir lumínico
hubiera sido mano con ojiva dentro,
pasaporte en el tren de carga
hacia una barranca donde esconder los muertos;
tizne,
sebo de vela y añil,
colgados como ayes de los tablones,
sobre los cuales el alma se tantea,
examina las heridas,
asume su comienzo.