Thursday, August 30, 2007

DE BOCA A BOCA

I
Es esta una colina blanca con pingüino.
Colina en boca de escenario,
boca de ensayo
en las constipadas narices del verano,
con pingüino.
Boca que se auxilia de lengua,
de huecos y dientes carcomidos,
de ungüento sagrado que saliva,
entre improperios los supuestos cantos,
de la nueva vida.
II
Pasajera ilusión con fumarola es esta boca,
humo que en son de guerra invade la caverna,
en la cual se refugian soñolientos corazones,
que huyen sin saber porqué.
Boca que acomoda sus labios en la trinchera,
los frunce con latidos prestados por el miedo,
al tiempo que todos parten por comida,
siguen como pichichos a la muerte,
cuyo olor ensucia oasis con arena.
Tal si fuera anguila en tiempo de sequía,
he aquí haciendo trampas el tubo digestivo,
en plena travesía desprendido,
entre la diminuta ellis
y el mar de sargazos allende las antillas.
III
En esta fiesta entorno a pieles,
asidas con estacas al oxidado pasto de la hierba,
un mozo en blanco con manjares
atiende otra boca dispuesta sobre plato;
boca muerta con mantel debajo,
con cinc debajo que se abre en grietas,
con banco + debajo tal si fuera trono,
conciencia,
que en el ano hormiguea de acólitos y obispos.
En la cresta de un suspiro y boca abierta,
es esta colina + pingüino
tira con drama que se corta y re corta,
se tuesta en maní con caramelo,
según el dueño del diario que se apila,
en la madrugada entre canillitas.
IV
Para entronizar aún + el torvo escrúpulo del alma,
con voz de mujer adolescente,
después,
entre susurros,
se dijo al ejército de soldaditos,
ataviado con peluche de sombra y arboleda,
que habrá siesta hasta el amanecer.
He aquí abjuraciones vomitadas
en agujero de la tierra que re vive
y sin querer es gólgota,
entre otros cráneos rapados hasta el hueso;
gólgota carpido y re carpido
en el dócil escarpe de este mundo,
expuesto a la invasión del bisturí cosmético;
gólgota con palacios
por encima de la calva construidos,
y es ya demasiado tarde,
para rescribir la historia guardada en su mochila;
gólgota con raíces de higuera por debajo,
muertas de miedo.
V
He aquí una colina blanca
que ha vuelto a ser colina,
sin pingüino;
éste en adelante será un dato,
taxonómico,
clasificado en vidriera para enhiestas criaturas,
en apariencia vivas,
taxidérmicas.
He aquí boca de escenario abandonada
porque a hacer boca todos se habían ido;
en la trinchera tan sólo hubo saliva
remojando hebras de tabaco,
pegoteadas en la redondez de labios
que tan sólo saben,
el lenguaje de los sueños.
VI
No importa cuantos duendes en ese bosque hubo,
cuantas calaveras.
No importan las crucifixiones,
ellas son sangre en los harapos de la brisa,
in apariencia.
He aquí una boca de escenario
en el medioevo de este mundo,
con teclado,
charanga y pandereta;
sitio de retiro hollado por turutas con corneta,
puestos allí para cuidar zancos
y zapatos claveteados,
clavos de oro y plata
hundidos como pitas en cuero carmesí,
pertenecientes a gente vinculada al golf,
mezclada con turistas y señores aprendices,
provenientes de la embajada en este suelo del japón.

Sunday, August 12, 2007

LA INESPERADA TRANSPARENCIA

I
De la luz junto al ropaje distendido,
plebeyo un breve toallín que sabe a grana tiendo;
hago que en él descansen las abiertas horas,
por la debida proporción tan sólo limitadas,
allí donde en el diapasón córtanse las cuerdas,
tal si junto al corazón se cortasen suspiros,
arterias y arteriolas.
II
Camino,
como si fuera lluvia de sombras con sombrilla,
ambigua la isla de follaje sin querer me mancha,
me des mancha,
me mancha;
juega conmigo,
mis talones pincela y de pronto,
todo cambia.
En su soterráneo colgamiento con murmullo de sueño,
huidiza por detrás se sesga la colmena;
de ramas invisibles suspendida,
exhalando fragancia habida en paraíso,
sus acordeones son sueño
que en capullos lacres parpadea.
III
Hora es de que la verdad también sea creencia,
entre estas manchas literal arde la vida.
He aquí una versión en tonos de acuarela:
sobre papel marmolado contemplo huellas,
rugosidad que da vueltas,
zigzaguea,
hace que por allí floten tarugos,
clavijas,
aceitosos agujeros,
en una memorable horizontalidad
con incesante despedida.
IV
He aquí el diapasón que encofra y des encofra,
acordeona y des acordeona signos;
él,
a semejanza de estela con ángel,
nimbada por transparencias que de mi pupila huyen,
improvisa la flama de un sendero,
cerril,
que pone límites,
viste en el toallín una cesura,
lo repliega,
hace de él harapos,
trama por trama lo difumina.
En ese declive la muerta fogata declina,
esfumándose es un destello el día,
añorado,
ceniza breve.

Friday, August 10, 2007

NOTICIA BIOGRÁFICA

XAVIER DUARTE ARTIGAS nació el 16 de enero de 1934 en
baixada da serra, límite entre los municipios de rivera (uruguay)
y sant´ana do livramento (brasil). En la última etapa de su niñez,
emigra junto a su familia a la ciudad de montevideo, en la cual
reside actualmente.
Cursó diferentes estudios en facultad de derecho y ciencias so-
ciales, escuela universitaria de bibliotecología, facultad de cien-
cias jurídicas de la universidad del salvador de buenos aires (ar-
gentina) y organización iberoamericana de seguridad social con sede en madrid (españa).
Concursos literarios: club banco de previsión social-1er. premio
en narrativa-1988.
Cooperativa magisterial-mención especial-poesía-1990.
Periódico periscopio de montevideo-(concurso plástico y litera
rio en conmemoración de su décimo aniversario)-mención al mejor
poema-diciembre de 2005.
Publicaciones: cartas de españa-revista del club banco de previ-
visión social-marzo 1991.
Poesías seleccionadas en libro colectivo letras uruguayas II-pro-
yecto cultural sur-2003.
Cuando huye el día-editorial nordan-comunidad-2003.
“Ser joven lleva demasiado tiempo”-editorial nordan-2003.
Su correo electrónico: xda16@hotmail.com

Wednesday, August 08, 2007

PLANETA (JUEGO DE PELOTA EN LA LUNA)

l
Ancho y ajeno,
poceado,
minúsculo;
redonda cajita que su repisa busca
en inexacta estantería.
Piedra volátil y agua en penitencia,
es este un planeta mal conocido.
Terrón de guaridas,
por tanto artefacto con acechanzas dentro;
césped que piso,
la puerta bajo cuyo dintel me escurro,
para no ser visto.
II
En bajo relieve,
con muescas,
ángeles e instrumentos de música
junto a pentagrama blanco como nieve,
hundidos en la nieve moribunda;
asida ésta a espejo
que gota a gota muda,
instante tras instante cambia la nieve de vestimenta,
se da de narices contra la transparencia,
y huye,
a semejanza de los vivos huye,
hacia la muerte.
III
Es este un planeta humoso,
con otras humaredas se engavilla
y roza el techo en las alturas,
donde reina un señor intransigente.
Mientras tanto,
en el tejado,
invisible un broncíneo gallo
sin qui-qui-ri-quí da vueltas.
IV
He aquí un ·sal-si-puedes· en el cual,
semi-oculto como y duermo,
novelas leo policiales,
que me aplacan;
con sus letras salpicadas por un rojo hastío,
muero;
cuanto trabajo revivir me cuesta
desde tan poca ceniza,
que con el viento juega,
juega conmigo.
V
Todo tal si fuera la primera vez,
me siento sobre madera amarillenta;
se trata del water en el cual leo y defeco.
Allí donde el planeta es prepucio almizcleño,
mobiliario para escurrir el alma,
mohíno me asiento.
VI
Boliche para uno,
kamasutra para incautos e inocentes.
Como una in-sonora cinta
delante de mis ojos pasan,
siluetas son que van dejando huellas,
en la arena gruesa de la esquina.
VII
Sin saber porqué junto a la ventana husmeo,
con mi nariz transito hacia pasadizo,
que da en la boca de una calle cortada en trozos,
a semejanza de dados que se tiran,
contra un parapeto;
calle insegura,
vacía,
entachuelada de furtivos pasos
hacia un sólo sitio,
al cual algunos denominan dédalo,
maraña otros;
para mis adentros digo:
es portal velado que debajo del follaje sueña,
sueños lentos,
repetidos e indescifrables,
recurrentes;
sueños que me sacan de la cama turca,
a partir de un méliès que a la pelota juega,
(juego de pelota en la luna),
con “el hijo del diablo”
y un lumière ambiguo.

Wednesday, August 01, 2007

LÍNEAS AMARILLAS II (UN PASEO POR EL SHOPPING CENTER)

Para una mejor comprensión: el actual montevideo shopping
center fue construido sobre predio del ex hospital fermín fe-
rreira, que desde 1899 y hasta la década del 70 se especializó
en la cura de la tuberculosis en el uruguay
I
Para qué escribir si ya es tarde
y la voluntad tal si fuera humo se disipa.
Para qué meter minúsculo llavín
en el insondable hueco,
donde desapacible dormita el universo,
ballena de entre casa,
arponeada una y otra vez,
fugitiva,
a la cual le han quitado su balota,
ha dejado de ser noticia,
tan sólo es brea,
grasa y herrumbre por doquier.
Para qué escribir si dentro o fuera,
en la raíz o el ramillete de las cosas
acechan cortes de tijeras,
sin que haya un plan puestas para cortar
en cabeza lampiña cabellera;
cortar sin un adecuado tallado en la madera,
tallado que con el roer del agua-fuerte en mínimo concierto,
hubiera sido embestida lamiendo labios de la herida,
allí donde el dolor es queja de este mundo,
en este mundo.
II
Me niego a meter llavín para abrir con imprudencia,
en hilera de cajas la caja perteneciente a pandora,
cuyas alhajas,
sonajeros,
no son ni deben ser artefactos de este mundo.
Restándome en la caja de fósforos
algunos pocos fósforos,
con que alumbrar la próxima incómoda esquina,
me niego a saber + de lo que mi entendimiento puede;
voluntariamente me desdibujo en los objetos,
ésos que te miran desde la madera,
el vidrio en la copa,
la punta de birome que apunta hacia el espejo,
borroneado donde por las dudas no te miras.
III
En tanteo de ligeras pertenencias
digo que casi no soporto la libreta,
enredada en el peso de mi cuerpo,
cuyos números y letras se empapan en mis manos,
dibujándose en sus descoyuntadas páginas
un escrito que no estaba escrito.
He aquí la desnuda tarea de evocar
esta novísima certeza,
cuyo tiempo relampaguea dentro de mi obscuro pecho,
pez que se me resbala
cuando creo tenerlo para el guinche;
no obstante,
dentro y fuera de mi aire
he aquí el espíritu santo descendiendo,
todo llagado,
zaherido,
entre sanguinolencias.
IV
Presiento que la inteligencia,
la ridícula cédula que desde oportuno escaparate gotea,
una puesta en orden para la vidriera,
en mí es cláusula de menos;
ha de quitarse de cualquier lista de cláusulas,
garabateada por el escriba en su repetitivo libro,
en el cual con las horas guarda oraciones.
V
Asistido por ángeles marchosos,
en esta tarde de solsticio la huella ahondo
de un surco y sus recuerdos,
automáticamente perimetrado
con cintas amarillas que dan la voz de alerta,
instauran un apocalíptico sálvese quien pueda.
A partir de unas manchas de color,
frescas en el pincel que pertenece al cuadro,
visto por mí anoche
en el zigzagueante paseo del shopping center,
como puedo junto trozos de lo que fue,
de lo que no debió haber sido,
migajas resistentes de bacilo,
que a semejanza de pulgas extremosas,
violentadas por el hambre,
su danza macabra juegan en los escalones,
de la escalera mecánica en el portal desvanecida,
junto a organdí,
algodón y seda.
VI
Mientras tanto,
con su ronda de moribundos en la ronda,
que a dentelladas babea el acaramelado pop de las 7 en punto,
pegándose a la efusión nocturna
tal si fuera buque ebrio sin leyenda,
que da vueltas interminables y absurdas;
buque partido en 2 mitades
por la imparable tempestad sucia de mala memoria y buen olvido,
en estos novísimos escombros
entre billetes de a mil y poleras con nombre y apellido,
vertical se hunde en las hospitalarias entrañas de la tierra,
con sus aseados pasillos el fermín ferreira,
cosa que fue y no debió haber sido.
VII
Aunque no quiera,
se me entreveran guijarros de tela
y el último bandoneón flamante en la vidriera,
con ayes,
agujas hipodérmicas,
gente que corre,
tropieza y cae ensangrentadas en la boca las encías,
gente avergonzada.
Ante este cuadro patas para arriba de un fermín ferreira,
fresco en el pincel del que pinta
como si pintara la pared en una casa,
presiento que la vida es en cámara lenta
una cinematográfica brevedad que insiste,
donde no debe acumularse se acumula,
tercamente mudándose a contenedores
sin que haya barcos a la vista,
cayacs,
lancha de remolque,
salvavidas a los cuales se les debió haber pagado
la mísera mensualidad del mes 11
en los primeros días del mes 12.
Cuando comienza a desencajarse sombrío el fémur,
paraboloide que llegó para quedarse,
duele la vida sin remedio.
VIII
Por qué escribir,
si nadie ha de morir entre los lazos
de esta desvencijada telaraña,
que nació acosada por la vejez y tan sólo es inquilina,
precaria en ajeno asentamiento.
Entre tanto,
intrusa e impresentable al fondo del yuyal,
la trashumancia tal cual es,
·in novelada·,
en la hamaca del cáliz y los órganos sexuales
de sus pequeñas flores,
al shopping center le envía adioses,
tiernos e inocentes.
IX
En escenario interior entre cristales,
a causa de ensayos y repeticiones,
desde la estrecha boquilla del fagot,
entre flecos y espumarajos
en cucurucho y estrangul de caña,
aporreados estos,
indefensos,
suena en el salón de música un ¿y de la vida qué,
cuando comienza?
¡Ay!
sólo sé de salvatajes;
de una volanta que vuela me sumo al pasaje,
involuntario,
de náufragos que conmigo vuelan;
líneas amarillas se avistan sobre el suelo,
unos precoces dicen;
ennegrecidas para no ser vistas,
y es de noche.