Para Mónica en su cumple
I
Se te prometió una ciudad,
carro de transporte,
pero los animales se salen de su felpa y mueren.
A ella llegas haciéndole el dedo a un duende,
que confundes con carrero.
II
Al llegar la ciudad es ruina,
horizontalidad amontonada,
iglesia de la cual tan sólo resta
una caja deforme,
a la cual bautizas como relicario.
III
Detrás,
ha quedado la campiña,
el ancho río con su grosor de invierno
y sequía de estío.
A ese lugar ya no se vuelve,
no hay regreso.
IV
En éste,
donde ahora estás,
imaginas,
revives,
gritas,
profieres un largo adiós,
la penúltima sonrisa de niño ante una roja bicicleta.
También sobreviene la ira,
el miedo,
una tristeza que va paralizando;
ella edifica como se construyen catedrales,
el vacío.
Se te prometió una ciudad,
carro de transporte,
pero los animales se salen de su felpa y mueren.
A ella llegas haciéndole el dedo a un duende,
que confundes con carrero.
II
Al llegar la ciudad es ruina,
horizontalidad amontonada,
iglesia de la cual tan sólo resta
una caja deforme,
a la cual bautizas como relicario.
III
Detrás,
ha quedado la campiña,
el ancho río con su grosor de invierno
y sequía de estío.
A ese lugar ya no se vuelve,
no hay regreso.
IV
En éste,
donde ahora estás,
imaginas,
revives,
gritas,
profieres un largo adiós,
la penúltima sonrisa de niño ante una roja bicicleta.
También sobreviene la ira,
el miedo,
una tristeza que va paralizando;
ella edifica como se construyen catedrales,
el vacío.